Alfabetización artística
El Centro de Arte acoge una exhibición de obras de artistas y alumnos de secundaria
La sala del antiguo complejo industrial Fabra i Coats, que acogerá el nuevo Centro de Arte de Barcelona, ha abierto sus puertas para presentar los resultados de un proyecto piloto para la introducción del arte contemporáneo en los institutos catalanes. La exposición, denominada En Residencia, como la pionera iniciativa, reúne obras realizadas por ocho artistas que han trabajado a lo largo de un año escolar durante horas lectivas en centros de enseñanza secundaria. La idea es ofrecer a los adolescentes un acercamiento global al arte, invitándoles a participar en todo el proceso, desde la concepción hasta la obra acabada, pasando por la elaboración del presupuesto y las demás fases de producción.
“Este país tiene una gran fortaleza creativa, pero también una gran debilidad educativa, así que apostar por la sinergia entre creación y educación es un reto de futuro imprescindible. De este proyecto no se pretende que salgan artistas noveles, sino ciudadanos capaces de entender el arte”, explicó Pilar Parcerisas, el único miembro en activo del consejo del Conca, que financió las primeras dos ediciones del proyecto.
La exposición evidencia la diversidad de géneros que caracteriza el panorama actual, desde la intervención arquitectónica en el espacio público de Margarita Andreu, pasando por los vídeos de Daniel Chust-Peters, hasta el tríptico de Mar Arza, que desde lejos parece una pintura, pero de cerca resulta ser un poema objeto. Francesca Llopis presenta una videoinstalación como memoria de una acción colectiva que incluyó experimentos de física y tecnología.
Sin embargo, el proceso no siempre fue fácil. “Me tocó un grupo especialmente conflictivo, pero fue cambiando… y yo también cambié”, admite el compositor Josep-Maria Balanyà, que involucró a los alumnos en la creación de una escultura sonora. En cambio, Salvador Juanpere se enfrentó al propio concepto de obra de arte, a partir de la construcción colectiva de objetos cargados de contenidos metafóricos. El resultado es una instalación formada por escaleras reales reconstruidas por los adolescentes, titulada 2.000 horas. “El título remite al tiempo que en sociología se considera necesario para cualquier aprendizaje y, de hecho, esta ha sido una fascinante experiencia de pedagogía artística”, indicó Juanpere.
Tras la clausura de la exhibición, el 12 de mayo, se empezarán las obras para convertir la pequeña sala hipóstila, plagada de columnas, en el Centro de Arte de Barcelona. Llucià Homs, directivo del Icub, ha confirmado que para acondicionar el espacio, que estará listo en julio, se invertirán 85.000 euros y para la programación del primer año, 300.000 euros.
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