Paisajes de destrucción
Carmelo Ortiz de Elguea pinta una serie inspirada en el bombardeo de Gernika Las obras se exponen en el Museo de Euskal Herria
El pintor Carmelo Ortiz de Elguea (Aretxabaleta, 1944) ha reinterpretado a lo largo de toda su carrera los paisajes que le rodean. A partir de las sensaciones que recibe de la realidad ha inventado escenarios en los que incorpora las figuras y formas abstractas. En los últimos meses su imaginación ha trabajado recreando la destrucción generada en Gernika por el ataque de los aviones de la Legión Cóndor, la unidad del Ejercito alemán envidada por Hitler para apoyar al bando franquista en la Guerra Civil. El resultado es una serie de pinturas que plasman la villa de Gernika destruida por las bombas y el fuego el 26 de abril de 1937.
El Museo de Euskal Herria (Allendesalazar, 5. Gernika) expone el proyecto para conmemorar el 75º aniversario del bombardeo (hasta el 8 de julio). “Gernika es una palabra con mucha densidad: tenía todos los significados en la cabeza y la imaginación compuso los paisajes del bombardeo”, explica el artista. “He sacado en pintura todo lo que había dentro de mí sobre Gernika, dejándome guiar por ese nombre”.
El proyecto se compone de 11 cuadros, dos de ellos de gran formato
Cuando Ortiz de Elguea recibió, a través del comisario Xabier Sáenz de Gorbea, el encargo de realizar un proyecto para conmemorar el aniversario del bombardeo acudió al Museo de Euskal Herria con un metro. Tomó las medidas de la sala de exposiciones y se puso a trabajar en una serie que se adaptará al espacio disponible. Ortiz de Elguea, un pintor que reconoce sentirse más cómodo en los grandes formatos, realizó 11 obras, dos de ellas de 2,50 metros por 1,70 y el resto de menor tamaño. “Son obras inventadas sobre el desastre, la ruina, la destrucción y el caos causado por el bombardeo.
Hasta que Sáenz de Gorbea le propuso pintar para la conmemoración del bombardeo, Ortiz de Elguea admite que no se le había ocurrido crear obras con la destrucción de Gernika como punto de referencia. El artista encuentra relación entre el proyecto sobre Gernika y la serie que realizó sobre las industrias abandonadas en la Margen Izquierda tras la crisis de los años 80. “Entre los grandes espacios de las fábricas fuera de uso, catedrales industriales desmanteladas, y un pueblo destruido por las bombas hay una conexión”.
En los cuadros colgados ahora en Gernika se reconocen algunos edificios de la localidad o el perfil de la iglesia. En algunos aparecen figuras humanas y en otros el uso del color sugiere la presencia del fuego y el humo. “Es una pintura de un dramatismo especial porque no es un paisaje cualquiera”, destaca. “Fue muy emocionante escuchar a algunos supervivientes del bombardeo explicar que aunque eran niños muy pequeños recuerdan el pueblo ardiendo, señalando a la luz roja que yo he pintado”.
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