Experimento acertado
El tejano presentó una propuesta atrevida que partía del jazz contemporáneo
Las fronteras del jazz son cada vez más difusas y los nuevos jazzmen cada vez más imprevisibles. Cerrado ya (esperemos que definitivamente) el capítulo del revisionismo imperante en la última década, los nuevos creadores vuelven a mirar hacia adelante sin miedo, la experimentación vuelve a ser la norma del jazz más vivo y reconfortante. Así, no es de extrañar que Robert Glasper, todavía en la treintena, utilice la palabra Experiment para referirse a su nuevo grupo. Un experimento atrevido y, sobre todo, magníficamente resuelto.
Glasper se presentó con su nuevo cuarteto en el Festival del Mil.lenni y dejó claro, por una parte, el enorme interés de su más reciente propuesta musical y, por la otra, el acierto del ya veterano certamen barcelonés al abrir su cartel a estas nuevas experiencias. Un éxito artístico y de público.
El pianista tejano presentaba su cuarto disco, titulado Black radio, y el reto no era fácil ya que en el plástico ha contado con colaboraciones de tanto empaque como Meshell Ndegeocello, Mos Def o Erykah Badu. Tras unos primeros minutos de tanteo, los cuatro músicos consiguieron que olvidáramos a sus colaboradores discográficos gracias a una música potente, rítmica y tremendamente contagiosa. Una propuesta atrevida que partía del jazz contemporáneo, la velada se inició rindiendo pleitesía a John Coltrane, pero con un pie en el soul y el otro en el hip hop.
FESTIVAL DEL MIL.LENNI
Robert Glasper Experiment.
Auditori, 13 de abril.
Casey Benjamin tomó rápidamente el protagonismo experimental del cuarteto dividiéndose entre el saxo (poco) y los sintetizadores de voz y llenando todos los espacios libres de punzantes sensaciones electrónicas. Tras él, Glasper se movió entre el piano de cola y el eléctrico como estableciendo un puente entre todos sus diversos mundos y demostrando que su toque pianístico puede ser lírico y tempestuoso al mismo tiempo, el equilibrio perfecto entre la tormenta y la calma, entre el jazz y todas sus músicas colaterales.
Una magnífica sesión de música sin barreras, plagada de buenas vibraciones y de uno de esos ritmos que calan hondo. Esperemos que el Festival del Mil.lenni no olvide en próximas ediciones este camino que tan buenos resultados está dando este año.
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