Aniversario
La conmemoración de la Expo tiene que ser un reconocimiento a la mejora de los equipamientos y dotaciones de Sevilla y Andalucía
Un total de 16.000 empleos directos, la mayoría licenciados y doctores, facturación del 10% del PIB de la ciudad de Sevilla, 2.000 millones en I+D+i, con un crecimiento global del 4,5% anual a pesar de la crisis. Estas cifras constituyen el mejor homenaje que se puede hacer a la Expo 92 de Sevilla ahora que se cumple, en esta semana, su 20 aniversario. Unos resultados que se acompañan con la profunda transformación que se registró en esta tierra con motivo de una muestra universal que tuvo en Felipe González a su principal artífice.
La conmemoración de este acontecimiento tiene que ser un reconocimiento expreso a su trascendental contribución a la mejora sustancial de los equipamientos y dotaciones de la ciudad de Sevilla y de Andalucía. La llegada del AVE a la capital andaluza antes que a Cataluña todavía sigue doliendo a los nacionalistas recalcitrantes mientras que los sectores más conservadores hispalenses aun no se han sacudido la larga sombra que proyectan por el escepticismo y las trabas que pusieron a un proyecto de Estado que nunca hicieron suyo.
Hasta el punto de no querer admitir lo que de bueno tuvo la iniciativa para el impulso y desarrollo de esta tierra. Seguro que la indiferencia con la que estos afrontan dicha celebración se queda en pañales con el estruendo y la cohetería con la que se acogerá este verano la conmemoración del 20 aniversario, también, en este caso, de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Aquellos Juegos de los que todos los españoles guardan un grato recuerdo, no llegan a superar, a pesar de todo, la repercusión y el cambio estructural que tuvo el evento de Sevilla. Aquí, presos aún de los complejos y de la nefasta cortedad de miras, se pretende pasar página cuanto antes como si tuviéramos que avergonzarnos de lo que fue, toda una fiesta y un logro de un esfuerzo continuado en el tiempo. Junto a González figura en la memoria colectiva de esta hazaña el nombre de Jacinto Pellón quien no pudo disfrutar en vida del tributo del que era merecedor.
Todo hace indicar que las cosas comienzan a cambiar. El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido (PP) ya ha anunciado su presencia en el homenaje al expresidente del Gobierno. Lejos de determinados comportamientos sectarios, el primer edil se suma a un merecido respaldo que está por encima de disquisiciones partidarias. La apuesta de futuro que supuso la Expo se constituyó, además, en un poderoso mensaje de una Andalucía que comenzaba a reclamar su sitio propio en una nación copada por las comunidades más poderosas. Pero, 20 años después, de nuevo, está llamada a una seria responsabilidad, como es la de articular una acción de gobierno desde la izquierda en medio de una profunda crisis y con escaso margen para marcar un camino diferente a los imperantes recortes a los que nos obligan.
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