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'Todas hieren, la última mata'

Urretxu inaugura la última exposición de pintura y escultura de Ramón Pérez La temática gira en torno al concepto cálido de hogar amenazado a su vez por la muerte

El País
Una de las obras de la exposición 'Omnes Vulnerant Ultima Necat', de Ramón Pérez
Una de las obras de la exposición 'Omnes Vulnerant Ultima Necat', de Ramón Pérez

El viernes se inauguró en el Ayuntamiento de Urretxu la exposición de Ramón Pérez, Omnes Vulnerat Ultima Necat. El joven artista vizcaíno, nacido en 1982, ha obtenido más de 30 premios en certámenes de pintura a nivel nacional pero su obra toca diversas disciplinas. Es su técnica pictórica, muy expresiva y muy accesible, la que logra transmitir sensaciones muy concretas. La temática de su última muestra gira en torno al concepto de "hogar" y sus eventuales amenazas. El título de la exposición, que se traduce como "Todas hieren, la última mata", alude a ese proceso ineludible hacia la muerte.

A través de retratos realizados en el propio jardín del artista en los que él, su pareja y sus dos perros son protagonistas. Elementos cotidianos como una bicicleta, un viejo sofá, un espejo o un cortacesped contribuyen a hacer estampas que destilan una calidez reflexiva, una llamada al hogar entendido como categoría instransferible, particular de cada uno.

Ramón Pérez utiliza a sus dos perros, un tremendo dogo alemán y un perro de caza, como símbolo universal. Así, retrata a sus mascotas con una mirada amable, recreándose en sus movimientos, sus gestos, su transitar por la casa. Los canes actúan, además, a modo de contrapeso del bodegón trapero que todas las escenas tienen como telón de fondo. Son ellos los que dan movimiento y ritmo a las escenas metafóricas del artista.

El artista vizcaíno Ramón Pérez
El artista vizcaíno Ramón Pérez

La muestra se compone de quince pinturas de mediano y gran tamaño y una pieza escultórica. Esta última representa un inquietante cráneo de búho real encapuchado al modo de un halcón, dentro de una caja de metacrilato transparente y sobre una peana. La escultura se acompaña de una serie de dibujos en los que la cabeza del búho, sin capucha, observa al espectador con sus grandes cuencas oculares. La presencia de este elemento, que rompe la linealidad de las escenas hogareñas, quiere representar una amenaza, una afirmación de la levedad de la vida: la muerte, al fin y al cabo, que se cierne sobre el presente humano.

El Ayuntamiento de Urretxu mantendrá la muestra hasta el próximo 29 de abril en la Sala Juan de Lizarazu.

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