El último dinero republicano
Aspe fue el municipio donde se acuñó moneda de la II República española, entre 1938 y el final de la Guerra Civil
Fue considerado como un pueblo estratégicamente situado y con las infraestructuras suficientes. Y además formaba parte de la ya entonces menguante y cercada España republicana. La historia contemporánea reserva un rinconcito para Aspe, que pasará a la posteridad por ser el municipio donde se ubicó la última fábrica de moneda y timbre de la II República, acosada ya por los sublevados en la segunda etapa de la Guerra Civil. Una investigación desempolva este capítulo.
“En Aspe se imprimieron los últimos billetes, monedas y sellos de la II República española”, enfatiza José Ramón García Gandia, el autor de Guerra y Moneda. La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en Aspe, galardonado con el VIII Premio de Investigación Manuel Cremades 2010. Y poca gente conocía entonces este hecho, más allá del Gobierno legítimo, de algunos generales republicanos y, por supuesto, de los vecinos de Aspe, matiza García. Luego llegó la victoria del ejército nacional y los largos años de dictadura franquista. Este retazo de la historia quedó medio enterrado. “Llegó el momento del olvido. Alardear de la última factoría de moneda republicana podría haber significado una inequívoca lealtad al Gobierno de la República y el horno no estaba para bollos”, recuerda el libro. Por ello, explica el autor, en el pueblo se conocía como “la fábrica de la moneda” a unas instalaciones que con el tiempo se sustituyeron por bungalós, sin que las nuevas generaciones tuvieran hasta este año muchos más detalles sobre el motivo.
La fábrica se
La fábrica de moneda y timbre se instaló en Aspe procedente de Castellón tras la ofensiva de las tropas rebeldes contra la capital de La Plana el 23 de abril de 1938. El traslado, de máquinas y personal obrero, alteró el ritmo de un municipio. La factoría se inauguró el 24 de julio de 1938 “a las catorce horas”.
Eran tiempos convulsos y tampoco la convivencia entre los vecinos de Aspe y los 150 operarios de la fábrica (de 700 que había en 1936) fue fácil. García recuerda, por ejemplo, cómo los operarios tenían unos beneficios (salario y alimentos) que eran ansiados por el resto de la población y entre ambos colectivos hubo roces que llegaron a suponer quejas por parte de los gobernantes de la localidad. Pese a todo, la fábrica supuso un beneficio general para Aspe, por ejemplo, en la creación de empleos.
La peseta 'roja' perdía
El libro recuerda que el valor de la moneda acuñada en Aspe fue decreciendo “proporcionalmente al curso de la guerra, al mismo tiempo que la peseta de la España de Franco iba creciendo”. Luego el ejército fascista italiano invadió el municipio y cerró este capítulo de la historia. Fue el 30 de marzo de 1939. Al día siguiente, zarparon de Alicante los últimos republicanos. Aunque muchos más quedaron en los muelles.
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