Turismo de astillero
Ferrol presume de su sector naval con una ruta por el Arsenal y Navantia
“¿Ferrolanos, qué sabemos hacer?”, preguntaba un Leónidas con acento gallego a un grupo de espartanos del naval en un vídeo-parodia de la batalla de las Termópilas adaptada a la problemática de los astilleros que es muy popular en la red. “Barcos, barcos, barcos”, contestaban al unísono. Con mucha sorna, Os 300 ferrolanos de YouTube resume la idiosincrasia de una ciudad que desde su fundación ha estado diseñada y volcada en el mar: de puerto refugio en el siglo XVII a fábrica de megabuques en el XXI. Uno tras otro, de las gradas de los astilleros de esta ría han ido saliendo todo tipo de ingenios flotantes: fragatas, portaaviones, superpetroleros o plataformas marinas.
El Ayuntamiento de Ferrol ha apostado por rentabilizar ese conocimiento como plus turístico para mostrar a curiosos y visitantes los entresijos de la ingeniería naval y el patrimonio militar que esconde la ría. El pasado día 4, la ciudad estrenó una Ruta de la Construcción Naval que se repitió con éxito durante cuatro días consecutivos aprovechando el tirón de la Semana Santa ferrolana (declarada en 1995 Fiesta de Interés Turístico Nacional) que, con mucha diferencia, es la más turística para la urbe.
El Jueves y el Viernes Santo, la ocupación hotelera rondó el 100%, explica Marisa López, gerente de la oficina municipal de turismo. El fin de semana cayó al 65% pero aún así, la expectación generada por la ruta forzó al Ayuntamiento a duplicar las 30 plazas diarias que ofertaba. “El lleno absoluto” de la ruta en sus primeros pasos ha representado todo un éxito para el gobierno local de Ferrol, que ya se plantea darle continuidad en verano. “Pretendemos mostrar el mayor tesoro que tienen la ciudad. Estaba oculto y ahora ve la luz”, explica José Manuel Rey Varela, alcalde de Ferrol que llevó el proyecto hasta Fitur con el apoyo de la Diputación, la Armada, Navantia, Exponav y Cofer, la Confederación de Empresarios de Ferrolterra.
Las fotos y vídeos están prohibidos “por razones de seguridad nacional”
La ruta puede hacerse en bus o en barco con ocho paradas obligadas que incluyen cinco construcciones militares, dos museos y un astillero. El viaje arranca en el Baluarte de San Juan, una fortificación militar del siglo XVIII junto al muelle de Curuxeiras, en Ferrol Vello.
Es el principio de una hora de paseo en microbus desde el puerto interior hasta los diques de Navantia con un chorreo infinito de datos y léxico marino-militar que se detiene en la Sala de Armas del Cuartel de Instrucción del Arsenal, una construcción afrancesada en sillería de granito de 1759 que, según la guía, se jacta de ser “uno de los edificios militares más armónicos de España”.
Elogios parecidos suscita el Cuartel de Instrucción del Tercio Norte de Dolores, edificado en 1751, que presume de su simetría y de ser el más antiguo del Ejército. En busca de otro ejemplo de la “valiosa arquitectura militar” que atesora Ferrol, la ruta lleva a los turistas al borde del Dique de la Campana, considerada la mejor obra de ingeniería hidráulica de mediados del XIX y, durante unas pocas décadas, el más grande del mundo. Andrés Comerma, ingeniero del Ejército, se las apañó en 1879 para aprovechar la fuerza de las mareas durante su construcción y 200 hombres trabajaron como peones de obra cargando sobre la cabeza sacos con 245.000 metros cúbicos de arena y piedras. El dique tiene un hermano pequeño con el nombre de la reina Victoria Eugenia, de 1913, que también parió muchos barcos ilustres.
El Ayuntamiento programó 30 plazas diarias y tuvo que duplicarlas
El primero en recorrer la nueva ruta turística del naval ferrolano fue el conselleiro de Cultura, Xesús Vázquez. Destacó que el proyecto “aúna la historia y la tradición de una industria capital” para una ciudad que lleva tres siglos dedicada casi en exclusiva a la construcción de barcos. Exactamente desde 1726, cuando Felipe V ordenó levantar un Arsenal en la orilla norte de la ría para fabricar buques y conquistar el mundo o defender lo conquistado.
Uno de los requisitos más incómodos para los turistas incautos es que las fotos y vídeos están prohibidos “por razones de seguridad nacional” dentro de los muros de Navantia y del Arsenal. Sin DNI o pasaporte, el turista de a pie se queda fuera de dos espacios usualmente restringidos y muy estrictos con su política de acceso. La gira de turismo de astillero desfila por la Puerta del Dique, el Museo Naval y se detiene en Herrerías, que alberga la única exposición permanente dedicada a la Construcción Naval en todo el mundo.
El paseo por las entrañas de Navantia y la panorámica de las fragatas F-100, las más modernas de la flota y de manufactura ferrolana, acaba de conquistar a los visitantes. Los sindicatos, con retranca, advierten que todo el astillero público acabará por ser un museo naval si los políticos no se aplican más en buscar nuevos contratos que en atraer a unos pocos turistas.
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