Mato renuncia por la crisis al programa nacional que coordinaba Euskadi
Justicia se ve obligada a revisar las partidas para las iniciativas de atención
Un total de 636.700 euros invertidos desde 2009 y hasta 2011 en Euskadi en la reeducación de maltratadores. 458 agresores tratados. Y para 2012, una gran incógnita. El Gobierno vasco ha destinado en los dos últimos años a ese cometido 221.000 euros, a través de dos ordenes de Justicia, según precisa su titular, Idoia Mendia, en una respuesta parlamentaria. Primero fueron 130.000 y luego los otros 91.000 euros, a los que se sumaron las partidas correspondientes del extinto Ministerio de Igualdad (228.400 y 187.300 euros, respectivamente), ya que Euskadi coordinaba un proyecto piloto de rehabilitación de agresores, en el que además participaban otras seis comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Cataluña, Extremadura, Navarra y Valencia).
El Ministerio de Sanidad, que dirige Ana Mato y del que depende ahora la Secretaría de Estado de Igualdad, confirmó ayer a EL PAÍS que no hay dinero para continuar con la experiencia. La crisis económica y los recortes que se ha visto obligado a hacer el Gobierno del PP para cumplir con las exigencias de Bruselas han impedido seguir adelante.
El ministerio asume que es una cuestión prioritaria, pero no tiene dinero
El no de Madrid supone para el Departamento de Justicia, según confirmaron fuentes del mismo, tener que revisar sus propios presupuestos para garantizar la viabilidad de los programas de reeducación, una medida dictada siempre por un juez y que resulta de obligado cumplimiento para el agresor. Las cuentas de 2012 de la consejería de Mendia no detallan específicamente ninguna partida concreta bajo este concepto.
“Teniendo en cuenta las restricciones presupuestarias, no se ha previsto una partida específica destinada a este programa en concreto”, se excusaban ayer fuentes del Ministerio de Sanidad, a pesar de considerar la experiencia como una “cuestión prioritaria”.
Euskadi fue seleccionada por el Ministerio de Igualdad precisamente por su trayectoria en este tipo de programas para liderar el primer proyecto que intentaba marcar en toda España una pauta de actuación unitaria en esta materia. Entre otros, uno de los puntos a trabajar era la metodología de las sesiones desarrolladas con los agresores.
La reeducación de maltratadores, una cuestión no exenta de polémica —por qué destinar un dinero en la lucha contra la violencia sexista a la reinserción del agresor, y no a la atención de la víctima—, es considerada por muchos expertos algo imprescindible bajo el cálculo de que un agresor rehabilitado supone tener una víctima menos. De hecho, el programa coordinado por Euskadi había recibido elogios de los especialistas en esta materia.
El análisis pormenorizado de los datos de violencia machista en Euskadi empuja al desarrollo de estos programas, teniendo en cuenta además la tendencia ascendente de este tipo de agresiones en los últimos años. Si la Ertzaintza registró en 2010 un total de 4.285 episodios de malos tratos a mujeres en sus diversas variantes, el año pasado llegaron a 4.858.
“El maltrato no sale gratuito. Con él se obtienen unos beneficios; por ejemplo, que el hombre consigue salirse con la suya, y, como son conductas, que están sobreaprendidas existe una alta posibilidad de que se vuelvan a repetir cuando se establece una nueva relación sentimental”, explica Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la UPV y uno de los primeros profesionales en desarrollar este tipo de programas de rehabilitación.
La juventud del agresor resulta un factor determinante. Del total de episodios contabilizadas por Interior el año pasado, el 32% los cometieron hombres de entre 31 y 40 años, y el 24,3%, de 18 a 30. Estos datos encuentra su correlación con los que ofrece el informe de evaluación que la UPV elaboró en 2011 sobre el programa piloto de reeducación de maltratadores: el 34,4% de los agresores que participaron en el proyecto tenía menos de 35 años, y el 36,1%, entre 36 y 50.
“Las posibilidades de que estas personas emprendan una nueva relación son altísimas, simplemente por la edad”, recuerdan los especialistas. Sin ir más lejos, José Antonio García, el joven de 26 años que supuestamente asesinó a su pareja en Tolosa a finales de marzo, hasta la fecha la única víctima mortal en Euskadi este año por violencia sexista, tenía antecedentes por malos tratos en una relación anterior.
Resulta también determinante, por tanto, el factor reincidencia. Aunque ningún organismo oficial precisa datos del número de agresores que han protagonizado más de un episodio de maltrato, las cifras del Informe anual sobre las mujeres víctimas de la violencia de género en Euskadi de 2010, último elaborado por Interior, resultan esclarecedoras: 4.285 episodios de violencia contra la mujer con 3.507 víctimas y 3.387 agresores.
El reto de medir la efectividad
El escaso desarrollo de los programas de reeducación de maltratadores no ha permitido a los especialistas poder determinar la efectividad de los mismos a medio y largo plazo. El informe de evaluación correspondiente a la implantación del proyecto piloto impulsado por el Ministerio de Igualdad en Euskadi en 2011 determina que de los 52 agresores tratados (29 en Bilbao y 23 en San Sebastián) dos presentaban un “alto riesgo inminente de ejercer violencia contra su pareja”, y ocho, moderado, mientras que el resto, bajo.
Una vez finalizado el programa de 25 sesiones de dos horas de duración cada una, las cifras se reducían a dos personas con un riesgo moderado de agredir a sus parejas, y el resto, pasaban a bajo. “Se produce en los sujetos una sensibilización y concienciación mayor que en el momento en el que comenzaron el programa. No sólo se produce a nivel cognitivo sino que también se observa interés para que el cambio se produzca a nivel conductual”, concluye el texto.
Hay que tener en cuenta que los 458 hombres tratados en Euskadi desde 2009, bien a través de los programas específicos de Justicia, o a través del proyecto de Igualdad, eran personas que no habían cometido una agresión grave o no tenían antecedentes, y a las que un juez había impuesto la obligatoriedad de participar en el programa en sustitución de una pena privativa de libertad.
Las cifras recogen que el grueso de episodios de violencia contra la mujer en Euskadi son de carácter leve, según el balance de 2010 de la Dirección de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género. El 62,7% de las mujeres víctimas de una agresión a manos de su pareja o expareja “resultaron ilesas” y el 29,8%, “heridas leves”.
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