El PNV exhibe su experiencia gestora como argumento para volver al poder
Urkullu sitúa a su partido frente al Gobierno “indolente” y la “revolución” radical
Los nacionalistas del PNV aprovecharon ayer el último Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca) antes de las elecciones autonomicas, ya sean en marzo de 2013, ya se adelanten, para exhibir el perfil institucional que les mantuvo 30 años consecutivos al frente del Gobierno. Tras tres años en la oposición y conscientes de que cuatro más serían ruinosos para el partido en una comunidad que cambia muy deprisa tras el fin de ETA y el ascenso de la izquierda abertzale, ofrecieron a la ciudadanía la seguridad de su experiencia como la mejor manera de guarecerse en tiempos de inestabilidad e incertidumbre económica.
Con el ex lehendakari Juan José Ibarretxe en el escenario como exponente del pasado más soberanista, y apenas una semana después de la batalla interna para restar poder a los miembros de ese sector en la ejecutiva alavesa, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu centró el proyecto de su partido entre los actuales gobernantes del PSE, “que han echado por tierra casi 30 años de trabajo bien hecho”, y “los manifestantes de coche oficial y moqueta” de Bildu como paradigma de toda la izquierda abertzale.
“Este país necesita recobrar la confianza en sus gestores”, enfatiza
Con la vista puesta en las urnas, Urkullu sostuvo ante sus afiliados y simpatizantes, en una abarrotada Plaza Nueva de Bilbao, que es el momento de “la experiencia, del liderazgo y de las soluciones” en un momento en el que las empresas “se desesperan a la espera de impulso institucional”. Recalcó que Euskadi necesita recobrar la confianza en “sus gestores”, fijar un rumbo, y volver al camino del progreso económico, de la cohesión social, y del bienestar, es decir “de la construcción nacional”.
Frente al actual “Gobierno indolente” reclamó un lehendakari “que piense, esté en Euskadi y celebre el Aberri Eguna” —el PSE no lo hace—, y frente a quienes han transformado el “bienestar en incertidumbre y preocupación”, en alusión a los herederos de Batasuna, propuso un proyecto de “identidad nacional” que impulse el desarrollo económico y competitivo.
Para Urkullu se ha terminado ya la fase de un Gobierno cuya “falta de compromiso, de rigor, de ideas, ha dañado seriamente la solvencia y la seriedad” de las instituciones vascas, convirtiendo los ahorros “en números rojos”.
Las frases
- "Estamos orgullosos de nuestra estrategia. De la construcción nacional en el día a día. Orgullosos del pie en la tierra y el realismo".
- "El motor de Euskadi está aquí. Quien hace que esta nación avance es el PNV".
- "Tenemos un primer reto: la recuperación de un Gobierno comprometido con este país (...), un Gobierno liderado por un lehendakari que piense y que esté en Euskadi".
- "Han echado casi por tierra 30 años de trabajo bien hecho. Han convertido los ahorros en números rojos".
- "Otros (...) quieren hacer creer que el mundo comienza con ellos, que hasta ahora nada se ha hecho. Creen que el día de la revolución ha llegado. Como si la Euskadi del siglo XXI fuera la Nicaragua sandinista".
- "Este país no está para perder el tiempo ni para experimentos ocurrentes. Este país necesita recobrar la confianza en sus gestores".
- "Euskadi reclama un nuevo estatus. Desde la bilateralidad, con España, y también con Europa".
Conscientes de que una pelea abierta con la izquierda abertzale con el soberanismo como eje podría ser dañina, el PNV y Urkullu han recuperado el concepto de nacionalismo incluyente y abierto a todos. Ayer proclamó: “Estamos orgullosos de nuestra estrategia, de la construcción nacional en el día a día”.
En ese sentido, no obvió durante el acto político que se han marcado como objetivo lograr para 2015 un nuevo estatus político, que consiga convertir a Euskadi en una nación europea, —el lema de la celebración era Más nación—, pero puntualizó que la soberanía solo tendrá sentido si genera cohesión social y desarrollo para una comunidad que ya supera los 160.000 parados. “Construir Euskadi es ayudar a nuestras empresas a encontrar nuevos mercados en el mundo”, simbolizó, por ejemplo. Un viraje que ya adelantaba el manifiesto que aprobó la ejecutiva del PNV y se difundió el pasado miércoles para conmemorar el primer día de la Patria Vasca sin violencia —“la de la dictadura y la de ETA”—. Aunque la soberanía, el derecho de autodeterminación y la independencia de Euskadi siguen obviamente presentes en el ideario del partido, pasan a un cierto segundo plano, estratégicamente condicionadas al desarrollo del bienestar de los vascos y al crecimiento económico.
En ese intento por convencer a los ciudadanos de que, en esta crisis, su propuesta ofrece garantías y seguridad, el presidente del PNV descalificó a la izquierda abertzale, pero no tanto por sus propuestas ideológicas sino por su radical inexperiencia gestora y sus formas. “Este país necesita recobrar la confianza en sus gestores”, enfatizó.
Si para el PNV, el PSE ha desperdiciado 30 años de gobiernos nacionalistas, los herederos de Batasuna regresan al mapa institucional “como si el día de la revolución hubiera llegado” o “como si la Euskadi del siglo XXI fuera la Nicaragua sandinista”. Y remachó: “Representan y defienden el pasado, un pasado revolucionario ya superado en todo el mundo”.
Y es que la izquierda abertzale pretende gobernar “a golpe de consigna”, dijo sugiriendo la presencia del equipo de gobierno de la Diputación de Gipuzkoa en la huelga general del 29-M.
80 años de viaje en coche
“Cómo han cambiado las cosas desde 1932”. Una mujer vestida de esa época evocó desde la tribuna el cambio que ha sufrido Euskadi en estos 80 años desde el primer Aberri Eguna. “Es diferente, pero es Euskadi”, dijo, provocando el asentimiento general de un público, en su mayoría de edad, que abarrotaba la Plaza Nueva.
Había salido de Zeanuri en un viaje imaginario que ha durado esos 80 años de historia de celebraciones nacionalistas, que desde 1936 han coincidido, primero en el exilio tras la Guerra Civil y luego con la rcuperación de la democracia, con Gobiernos vascos liderados por el PNV, salvo el actual.
Poco después atravesó la plaza un coche también histórico, un Citröen que quería simbolizar el tránsito desde aquellos años de incertidumbre por la guerra, el bombardeo de Gernika, los 40 años de dictadura y casi cinco décadas de terrorismo de ETA, hasta la actualidad, para concluir que “Euskadi está mejor”.
Un vídeo en blanco y negro recordaba algunas de las imágenes de esos años que se fundieron con la entrada del coche en la plaza en medio de los aplausos de los congregados.
La escenografía despejaba el camino al discurso central posterior: el PNV sabe hacer las cosas. Ayer no llovió como suele ser habitual en este acto y buena parte de las más de 2.000 personas que llenaban la plaza, sentadas y de pie, se trasladaron después al Arenal. Allí les esperaba otra carpa, pero esta vez no para escuchar discursos, sino para que comieran unas 1.500 personas.
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