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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Oficio de Semana Santa

"Los tiburones de lo que sea no podrían sobrevivir sin el concurso de los alevines que les sirven la carnaza, y a la inversa"

Supongo que se trata de una experiencia más o menos común. De pequeño, no podía entender que Jesús naciera felizmente en Navidad para ser crucificado, ya de mediana edad, tres meses después, según el ritmo de las celebraciones. Será por esa falta de entendimiento innato que no comprendo ahora las quejas de las víctimas de los abusos del jefe de los llamados Legionarios de Cristo ante el hecho de que el Papa desdeñe recibirlos. Y no lo entiendo porque me parece que no saben bien de la que se libran, no vaya a ser que algunos personajes del séquito papal sean todavía adictos a las prácticas que tanto y tan gravemente ofendieron la dignidad de tanta gente. Es como si te decides a hablar con el jefe cuando sus subordinados son unos abusicas: no suele ser un recurso de mucha utilidad, según un hábito restringido (y casi siempre penado con el olvido) que comparten empleados de banca, secretarios de Estado, capataces de la construcción, jefes de recursos humanos y otros personajes colocados en puestos de cierto poder en las más diversas situaciones. Se trata siempre de abusos, aunque no siempre sean de origen sexual (o a lo mejor sí, quién sabe), y de ahí el prestigio vergonzante de lo que se llama, de manera un tanto rimbombante, la erótica del poder.

Lo cierto es que el acoso, de cualquier forma en que se manifieste, siempre tendrá sus practicantes y sus víctimas, a veces intercambiables en el tiempo o la oportunidad, porque los tiburones de lo que sea no podrían sobrevivir sin el concurso de los alevines que les sirven la carnaza, y a la inversa, los alevines están ahí precisamente para aprender los trucos salvajes de la caza mayor que les suministran con cuentagotas sus depredadores. En ese concentrado territorio de locura compartida no es de extrañar que a alguien se le vaya la bola y se dedique a echarse fotos haciendo como que marea una barquita en La Albufera mientras se autopromociona como futuro nuevo rey de las españas, sin reparar siquiera en que imita malamente a un Caronte en horas bajas y en un lago donde la mierda se comporta como Emarsa y va liquidando a los patos sin remedio.

Por lo demás, la huelga general ha tenido tanto éxito al menos como el resultado obtenido por los socialistas en Andalucía, que tampoco es como para echar cohetes, por más que se tilde de derrota dulce. Bien mirado, es la primera vez que la derecha gana en esa comunidad, aunque los socialistas podrán gobernar con el apoyo de Izquierda Unida, mientras que en Asturias veremos lo que pasa, mientras Rosa Díez, tacita a tacita, va ocupando espacios. La sensación de victoria de la izquierda en ambos comicios parece un espejismo más que otra cosa, pero puede valer para frenar un poco la euforia de la derecha, que no es poco en los tiempos que corren pero que también tiene algo de consolación tardía para la izquierda.

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