Intriga sentimental en tono clásico
La escritora Clara Sánchez presenta en Valencia su última novela, 'Entra en mi vida', una investigación sobre los casos de niños robados
Justo el día en que la primera testigo declara contra sor María, la monja acusada por el robo de niños en los años ochenta, Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) acerca hasta Valencia Entra en mi vida, su última novela. Una narración clásica que trata el tema de estos hijos perdidos en clave de intriga sentimental.
"Entre las emociones que quería exponer destaca es el miedo al conocimiento", indica la autora, "porque supone un reto". Este desafío es el de Verónica, una adolescente que descubre la foto de una niña en la cartera de su padre e inicia un recorrido para saber la historia que hay detrás del retrato. Y lo que va descubriendo es un drama familiar que desestabiliza la felicidad casera: el rapto, al nacer, de una hermana suya y las sospechas de la madre de que esta hija desaparecida sigue viva.
Contada en primera persona, la autora va creando una panorámica del universo familiar y emocional de sus personajes: "Verónica cree que ha sido un estorbo al conocer la historia de la tal Laura. Esta, a su vez, tiene sus dudas de mantenerse en la ignorancia", detalla Sánchez, "aunque Verónica se convierte al final en una heroína por las circunstancias". "A mí me habría gustado ser como ella", añade la escritora, "porque yo me dejé aplastar por ese peso que se cernía sobre mi madre. Es una mezcla de mí, con mi situación, y de mi hija, que es más franca, es una chica de hoy y tiene más recursos".
La protagonista busca a una hermana raptada al nacer que sigue viva
Con una estructura dividida en tres partes -"natural", según la autora, que compara su prosa con el paisaje de su infancia: "esos campos de cereales donde parece que no pasa nada, pero que tienen mucha vida biológica por debajo"-, este drama maneja la frustración, el sentimiento de culpa y la impotencia en dosis parejas sin introducir juicios de valor: "He pretendido que sea muy humana porque mis novelas nacen de la realidad. Y todos tenemos nuestras contradicciones y nuestros deseos", sostiene la ganadora del premio Nadal por Lo que esconde tu nombre. "Yo misma le dije a una amiga que no buscara a su madre biológica, y cuando empezaron a aparecer estos casos, que era algo que ya se sabía de forma soterrada, me sentí mal", cuenta.
Por eso, aunque introduzca pistas de género, su mayor insistencia es la escritura como forma de vida. Como método para cubrir ese hueco de existencias no vividas que crean la nostalgia y pueden llevar hacia la maldad: "Siempre escribo sobre temas actuales porque quiero ser contemporánea. Y porque lo que nos mueven son las emociones".
El hecho de que coincida con los casos de los niños robados es una coyuntura pasajera, aunque determinante, que le está dando una doble vida a la novela: "Antes fue la documentación, pero ahora voy conociendo muchas de las historia reales a raíz de la publicación", expresa. Y por eso, incluso queriendo no hurgar en las decisiones ajenas, lo tiene claro: "Las únicas personas juzgables son las que han actuado por codicia".
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