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Una macroejecutiva de 69 miembros no logra ampliar los apoyos de Puig

El nuevo líder sitúa a Pajín de número dos del PSPV-PSOE y a Romeu de portavoz

Ximo Puig, en la clausura del congreso del PSPV.
Ximo Puig, en la clausura del congreso del PSPV.PEPE OLIVARES

La fotografía de unidad e integración que Ximo Puig, nuevo secretario general del PSPV-PSOE, había anunciado en su campaña si acababa venciendo, no se ha producido. La fractura en el partido, que viene de lejos, se ha hecho más profunda en el 12º congreso celebrado en Alicante este fin de semana. Si Puig logró 321 votos el sábado en su elección (un 61% de los votos emitidos) frente a 179 de Jorge Alarte (34%), su ejecutiva recabó este domingo 18 votos menos, 303 (un 65,7% de los votos emitidos) y se registraron 158 votos en blanco (34,2%) de los seguidores de Alarte, mientras 56 delegados, sintomáticamente, optaron por no ejercer su derecho a votar.

Si la victoria de Puig sobre Alarte invertía la imagen del anterior congreso, el de septiembre de 2008, aunque por más margen que entonces (Alarte ganó aquel cónclave sólo por 20 votos), el apoyo a la nueva ejecutiva volvía a dividir el partido en proporciones similares (en 2008 la ejecutiva de Alarte logró un 62% de apoyo, ahora la de Puig, un 65,7%). Todavía es más llamativa la comparación con el reciente congreso federal del PSOE, en el que Alfredo Pérez Rubalcaba venció por muy poco a Carme Chacón pero su ejecutiva consiguió un apoyo del 80%.

Puig sorprendió a todos con una ejecutiva de grandes dimensiones. La integran nada menos que 69 personas, frente a los 32 miembros que tenía la dirección saliente. Además de la primera presidenta del PSPV-PSOE, que es María Teresa Sempere, cuenta con igual número de hombres y mujeres y sitúa en un lugar destacado de su organigrama la secretaría de Igualdad, que corresponde a Rosa Peris. Con ello, el nuevo líder del PSPV cumple su compromiso con el feminismo proclamado en campaña.

También mujer será ahora la número dos del partido, la exministra y exsecretaria de Organización del PSOE Leire Pajín, que se convierte en vicesecretaria general. Vicesecretario y portavoz será Francesc Romeu, que se convierte en el número tres y la cara oficial del PSPV.

Ana Botella se convierte en el fichaje destacado de la ejecutiva

La nueva ejecutiva de Puig refleja la agrupación de intereses en que ha basado su victoria, con la presencia de veteranos del partido como Ciprià Ciscar en un área de Relaciones Políticas, Vicent Garcés, de Izquierda Socialista, como secretario de Asuntos Europeos o Jesús Ros como secretario de Alianza Intergeneracional. Sitúa al sector lermista en el control del aparato del partido, ya que Alfred Boix es vicesecretario de Organización y José Manuel Orengo, de Relaciones Institucionales. E incluye como fichaje destacable a Ana Botella, exdelegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, que asume la vicesecretaría de Política Económica, un área de la que dependerán secretarios de área procedentes del alartismo, como el diputado Julián López Milla (Economía Pública) o el alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez (Industria).

Media docena de vicesecretarías y 25 secretarías dan para áreas tan específicas como movilización y dinamización, acción en la Red, grandes ciudades, pequeños municipios y comarcas o coordinación de las Diputaciones. Pero no hay una secretaría de educación, aunque sí de universidades y otra de política lingüística. La ausencia de educación levantó no pocas quejas entre los delegados y desde el equipo de Puig se comentó que está incluida en la vicesecretaría de Acción e Integración Social que desempeñará Miquel Soler.

De izquierda a derecha, Ciprià Ciscar, Leire Pajín, Ximo Puig, María Teresa Sempere y Francesc Romeu.
De izquierda a derecha, Ciprià Ciscar, Leire Pajín, Ximo Puig, María Teresa Sempere y Francesc Romeu.PEPE OLIVARES

Tampoco cuenta la nueva ejecutiva del PSPV-PSOE con una secretaría de Empleo, pese a que su nuevo secretario general dijo ayer mismo ante los delegados que su primera iniciativa consiste en proponer un “pacto por el empleo” en el que intervengan las organizaciones sindicales, las patronales y los partidos políticos. Puig planteó en el acto de clausura, al que asistió el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, la reclamación de la prioridad del corredor mediterráneo y de una mejor financiación autonómica. “No me gusta el victimismo”, añadió. “No vamos a competir con la derecha llorando, pero es necesario que se haga justicia”.

Puig explicó, a su llegada al Paraninfo de la Universidad de Alicante tras una larga noche de besamanos en un céntrico hotel de Alicante con los dirigentes incorporados a la nueva dirección, que la amplísima ejecutiva responde a su voluntad de “integración”. “Es un gran grupo de trabajo”, afirmó. Algo que no compartían todos los que le apoyaron, ya que algún delegado se quejó: “Después de prometer que crearía equipos de trabajo, monta una especie de comité nacional”.

Desde el sector de Alarte se apuntó que la ejecutiva es fruto de los peajes de Puig para desbancarle

Desde el sector del dirigente derribado en el congreso, Jorge Alarte, se señaló que la macroejecutiva es consecuencia de la suma de peajes que Puig ha ido asumiendo para reunir a todas las familias contra el secretario general. Una opinión diametralmente opuesta a la que sostiene el equipo de Puig, según el cual incorporar a todos los sectores tan “generosamente” contribuirá a diluir el protagonismo de las tribus. Más difícil de entender es que en una ejecutiva de 69 componentes no haya sitio para alguna figura que se haya distinguido en la lucha contra la corrupción y que el único que repite de la ejecutiva de Alarte en la misma responsabilidad que ocupaba sea Víctor Sahuquillo, secretario de Acción Electoral. Sobre todo si se tiene en cuenta que los seguidores de Puig votaron en contra de la gestión de Alarte, entre otras cosas, por las derrotas en las elecciones.

El nuevo secretario general, que es diputado en el Congreso, confirmó que dejará la alcaldía de Morella, que ocupa desde 1995. Visiblemente emocionado, Puig aseguró que se trata de “un momento personal y humano muy delicado”. Poco después, mientras estaba reunido con Rubalcaba y otros dirigentes, sufrió un desvanecimiento del que pudo recuperarse.

Ni candidato, ni líder parlamentario

“La nueva dirección del PSPV-PSOE podría hacer sus reuniones en Madrid”, comentaba ayer un asistente al 12º congreso de los socialistas valencianos celebrado en Alicante. Se refería, en broma, a que el secretario general, Ximo Puig, la vicesecretaria general, Leire Pajín, y el responsable de Relaciones Políticas, Ciprià Ciscar, son diputados en el Congreso, mientras el también vicesecretario y portavoz del partido, Francesc Romeu, tiene su puesto de trabajo en Madrid.

Más preocupante resulta, sin duda, que en el equipo que ha surgido del cónclave socialista se reúnen no menos de tres potenciales candidatos a la Generalitat. El más claro de ellos, sin duda, es el propio Puig, pero todo está por ver. Romeu, por ejemplo, no va a renunciar a su intención de presentarse a las primarias abiertas a los simpatizantes en las que los socialistas valencianos elegirán su cartel. Y no dudará en valerse de la visibilidad que le dará su condición de portavoz del PSPV-PSOE para conseguir proyección pública. También Pajín, de quien se dijo que Puig le había garantizado que sería la candidata, puede acabar optando a serlo, mientras, desde fuera de la nueva dirección, Manuel Mata, otro de los candidatos que no lograron los avales necesarios en el congreso, se ha declarado dispuesto a intentarlo.

El escenario induce a no apostar por nadie que también pueda tener intenciones en ese sentido para sustituir a Alarte al frente del grupo parlamentario en las Cortes Valencianas. Relegar el protagonismo de los diputados es una de las tentaciones que ahora mismo acechan a la nueva mayoría del PSPV-PSOE.

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