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El relato de un “desterrado” de Sestao

Carlos Ruiz Cortadi, fundador de AP en su localidad, considera “prioritario” poder votar en Euskadi

“Papá, ya puedes ir tranquilo. El coche que venía detrás se ha ido por la derecha”. El día de octubre de 1979 en que su hijo de seis años le dijo eso y tomó conciencia de que percibía lo que pasaba, Carlos Ruiz Cortadi, quien hoy tiene 69 años, decidió dejar su pueblo, Sestao. Allí fue fundador de AP y había sido concejal. Su hermano fue tiroteado. “Eramos gente de derechas, pero no muy del régimen. Mi padre era carlista, de ahí mi nombre, y yo me vi en Estoril con Don Juan. Eso sí, decía en voz alta que era vasco y español”, apunta ahora.

El 28 de diciembre de ese año, al volante de su Simca 1.200, se marchó a Madrid con su esposa y tres hijos de siete y cinco años y 14 meses. “Al pasar Altube, lloré”, recuerda.

Un año antes le había llamado la policía, narra a EL PAÍS por teléfono desde Madrid: “Trabaja usted en Santurce, entra a tal hora, va al Ayuntamiento a tal otra, a mediodía revisa expedientes en el parque de detrás, va dos veces a la semana a misa, en los bancos de atrás de la parroquia Santa María” Todo eso y bastante más había recogido sobre él un detenido, cuya foto le mostraron. Tenían que ser de cerca de su casa, porque solían llamar para decirle que sabían dónde iba a estar y amenazarle, siempre poco después de haberse marchado y cuando sabían que su esposa estaba sola. La mujer llamaba a su suegra para desahogarse. “Yo, que estaba haciendo campaña, tenía a dos mujeres muertas de miedo y diciéndome que lo dejara todo”.

Me robaron mi tierra, mi par de chiquitos con los amigos, los partidos del Sestao"

Ruiz Cortadi se define como un “desterrado”. “Me robaron mi tierra, mi par de chiquitos con los amigos, los partidos del Sestao. Todavía lo primero que hago cuando juega es mirar qué ha hecho”.

¿Volver? Del todo, no. Dos de sus hijos viven en Madrid y la tercera en Alicante. “Me encantaría tener algo allí, un apartamentito, pasar temporadas. Si me dieran eso, claro que sí. No querría volver solo como mi hermano, cuando me entierren”, asevera.

Ruiz Cortadi se volvió a afiliar al PP en 1995 el día en que fue asesinado Gregorio Ordóñez. Piensa que personas como él merecen merecen una indemnización. “Yo malvendí todo: el coche por tener matrícula de Bilbao, que en Madrid no las querían, y el piso de Sestao, para comprar otro allí con urgencia. Así que malvendí y malcompré”, resume. Pero hay algo más importante, “prioritario”: votar en su localidad. “El jefe de aquel comando tiene una frutería y vota allí. ¿Por qué yo no, si soy sestaoarra hasta las cachas? Si en vez de a Madrid, me hubiese ido a Buenos Aires podría hacerlo”, enfatiza.

Sabe que no es fácil, pero quiere que se cambie la ley para que resulte posible. “Yo no salípor mi voluntad, sino porque unos justicieros se empeñaron y tuve que cambiar el padrón porque si no, no tenía ni colegio para los niños ni médico en Madrid”, concluye.

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