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Gatillazo del Deportivo

El líder deja pasar una ocasión para acercarse a Primera ante un rival en puesto de descenso

En la búsqueda de resultados, tras cinco victorias en 30 jornadas, el Girona ha vuelto a donde comenzó, al fútbol combinativo, la construcción desde atrás y el desdén por el pelotazo que había fomentado en su breve interregno el técnico Josu Uribe. Es un equipo con futbolistas estimables, criados muchos de ellos en canteras como la del Barcelona, Espanyol o Valencia, un grupo con más posibilidades de las que se deducen de su clasificación en el fondo de la tabla y que puso en serias dificultades a un líder más superior a sus rivales de la categoría en puntuación que en sensaciones.

Pero la realidad es que el Deportivo palideció ante un rival al que sacaba 42 puntos antes del partido y al que durante una hora sólo pudo generarle peligro en una acción a balón parado que Riki envió al larguero. Sin poder contar con Juan Domínguez, sancionado, Oltra se decantó por dos futbolistas de querencia defensiva en la medular. Allí Álex Bergantiños trató de descolgarse hacia posiciones ofensivas que le incomodan y Valerón trazó el camino contrario. Por ahí encontró el Deportivo claridad en la construcción, pero la perdió en los últimos treinta metros porque el genio canario no es ubícuo y nadie ocupó con jerarquía su vacío en la mediapunta. Generó opciones el equipo coruñés en la presión porque al Girona se trastabillaba en ocasiones con su libreto, el que le invitaba a salir con el balón por abajo, pero faltó claridad en la concreción. La tuvo Coro, delantero hábil que en dos ocasiones eludió a los centrales. La primera vez se topó con Aranzubía, siempre excelso, la segunda con el brazo de Colotto, penalti y expulsión. Jandro colocó la pelota en la escuadra en el último aliento de la primera parte y abocó al Deportivo a mirar al crono y despreciar el riesgo y la aportación de Valerón. El plan final no era para él, un mezcla entre balón largo y continuación, presencia en el área rival y mucho frenesí. En plena excitación Riki volvió a rematar al palo, Laure cometió un penalti que el árbitro no señaló y llegó la paridad numérica con la expulsión de Óscar Díaz, pero ya nada cambió en un epílogo con más desesperación que fútbol.

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