El TS estudiará una denuncia contra Gallardón por injurias a los mendigos
Un juzgado de Coslada remite al Supremo unas declaraciones sobre los sin hogar hechas por el ministro cuando era alcalde de Madrid
"Hay que sacar a los mendigos de la calle". Esta frase, pronunciada por Alberto Ruiz Gallardón cuando era alcalde de Madrid y publicada por el extinto diario Público, acabó en demanda ante los tribunales ordinarios y ahora, ante el Supremo. El alto tribunal estudiará la denuncia por injurias que la Asociación Preeminencia del Derecho presentó ante el Juzgado de Instrucción número 37 de Madrid, que se inhibió a favor del número 5 de Coslada ya que los hechos sucedieron en este municipio madrileño. Ahora el juez de Coslada ha admitido a trámite el caso y lo ha remitido al Supremo porque a los diputados, como es Gallardón desde las elecciones de mayo, solo los puede juzgar el alto tribunal.
La asociación considera que decir que que "el 50% de los mendigos sufren adicciones o enfermedad mental" como hizo Gallardón puede constituir un delito de difusión de informaciones injuriosas. En el auto, con fecha del 13 de febrero, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Coslada, el juez Luis Miguel Arroyo, señala que los hechos denunciados "hacen presumir la posible existencia de una infracción delictiva", por lo que "procede incoar diligencias previas y practicar las necesarias para determinar la naturaleza y circunstancias del hecho". El magistrado acuerda inhibirse en favor del Supremo, dado el carácter de aforado del ministro. En la denuncia se relata que Gallardón afirmó en una entrevista el 1 de mayo de 2011 que más del 50% de los mendigos sufre adicciones o enfermedad mental.
"Necesitamos una ley. Si hay algo progresista es preocuparse por la gente que tiene necesidad y no decir que a los sin techo hay que dejarlos donde están. Abandonarlos es insolidario. Hay que sacarlos de la calle", sentenció Gallardón. Al replicarle el periodista que una persona es libre de estar en la calle, el ministro contestó con varias preguntas retóricas y un contundente no: "¿Es libre una persona que tiene una enfermedad grave, alguien con un problema de adicción? ¿Podemos considerar que son libres para decidir estar en la calle? Mi respuesta es que no".
La toma de postura de Gallardón venía en realidad de antes. En abril, Gallardón pidió una ley para retirar a los indigentes de las calles aún en contra de sus deseos. "Todo aquel sin techo que duerma en la calle en Madrid es por su voluntad y no por necesidad", declaró el entonces alcalde. Además, en 2006 ya lo planteó Pedro Calvo cuando era concejal de Seguridad, pero la iniciativa no prosperó. La propuesta de Gallardón no gustó a Esperanza Aguirre, que se declaró "poco amiga de privar a nadie de sus derechos". La oposición municipal fue más contundente. A Jaime Lissavetzky le pareció "un planteamiento más propio del siglo XIX que del XXI", mientras que Ángel Pérez opinó que sus palabras eran "bastante reaccionarias" y tienen "más que ver con el sentido estético que con una cuestión de sentido social". Leire Pajín, entonces ministra de Política Social, le recordó que cualquier ciudadano no pierde derechos por precaria que sea su situación",
Y 14 ONG especializadas en el trabajo con personas sin hogar, entre ellos Cáritas Madrid, consideraron que las ideas de Gallardón "vinculan a los ciudadanos que viven en la calle con conceptos como delincuencia, suciedad y violencia" y consideraron su propuesta legislativa un "retroceso" en los derechos de los ciudadanos. Para la Asociación Preeminencia del Derecho, que preside el abogado José Luís Mazón --el que se querelló contra Garzón por sus cobros en la Universidad de Nueva York-, el lenguaje usado por Gallardón es "profundamente cínico y perverso". A su juicio, se presentó "como salvador de aquellos a los que quiere oprimir sacándolos de la calle a la fuerza".
Los denunciantes consideran que "la respuesta, para una persona con mínimos sentimientos humanos, es repugnante". Las palabras de Gallardón, "al atribuir a los mendigos la condición general o cuasi general de una especie de dementes incapaces para gobernarse y decidir sobre sí mismos, caen bajo la rúbrica de la difusión de informaciones injuriosas sobre ellos". "Es notoriamente falso y un desprecio temerario de la verdad decir que los mendigos carecen de discreción de juicio para decidir estar en la calle. Y el denunciado lo sabe", concluye la denuncia.
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