¿Qué es el riesgo de fuga?
Si yo fuera fiscal “me moriría”, que, por cierto, es la frase que utilizaba mi abuelo cuando quería transmitir sorpresa con mixtura de sentido del humor. “Me moriría” era algo así como un latiguillo para decir finalmente “tiene cojones” o “es la de Dios”, expresiones más tabernarias y menos exigentes con la inteligencia. Y digo que me moriría porque hay dos asuntos que yo creo que no se estudian en ninguna facultad, máster o academia: que te concedan un método para medir el riesgo de fuga o la alarma social.
La verdad es que quedan muy bien en una Administración de Justicia que se precie, porque humanizan las decisiones, le quitan legalismos extremos y parece que ofertan una cercanía a la sociedad que, sin embargo, yo, que soy muy torpe, no acierto a distinguir.
La fiscalía ha decidido no reclamar el ingreso en prisión de Jaume Matas, al que le quedan más juicios pendientes que partidos al Athletic (lo cual es mucho decir). Yo entiendo la decisión del fiscal, porque siempre he pensado que un día de cárcel no justificado es lo más grave que le puede ocurrir a la Administración de Justicia. Y entiendo que si existe un recurso ante un tribunal superior —y vista la experiencia sobre las contradicciones en la justicia española— debe prevalecer el derecho del condenado en este caso que quizás mañana sea absuelto —cosas más raras han pasado y pasarán—. El primer mandato de la justicia debe ser el de querer ser justa, aunque luego no lo sea, y aunque todos sepamos que la justicia cambia mucho según quien mande en la política. Pero ese es otro asunto.
Lo que de verdad, de verdad de la buena, no entiendo es cómo un fiscal mide el riesgo de fuga de un condenado a prisión. Me gustaría que alguien algún día me lo explicase. ¿Se fija en el cargo?, ¿en su corbata?, ¿le mira a los ojos y según cómo clave su pupila en su pupila azul, decide?, ¿le pregunta a su esposa, a sus hijos, si ha hecho alguna maleta en los últimos días, si faltan calcetines en su vestidor, si le han visto en alguna agencia de viajes en los últimos meses? De verdad, me parece un asunto apasionante.
Yo creo, sin embargo, como mucha gente, que eso del riesgo de fuga tiene también sus jerarquías. Que según de dónde vengas tienes más posibilidades de que el fiscal piense que te puedes ir. Es un suponer; no lo afirmo, simplemente me lo imagino, aunque he comprobado que mucha gente lo piensa. Y una de dos: o es una impresión tan generalizada que se acerca a lo cierto o la justicia se explica muy mal en sus decisiones conflictivas. O pueden ser las dos cosas. Matas, al parecer, no se va a fugar, piensa el fiscal. Espero que acierte con su ojo de halcón. Porque, de lo contrario, como diría mi abuelo, me moriría. Es decir, me partiría de risa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.