El Parlament cita a Solà para que explique sus negocios con la ACM

La burbuja blindada que hasta ahora protegía a Xavier Solà, secretario general de Cultura, va perdiendo grosor y consistencia. Solà, que hizo negocios por centenares de miles de euros con la Asociación Catalana de Municipios (ACM) cuando ocupaba la presidencia de su federación, perdió ayer su principal blindaje: el de Convergència i Unió, que hasta ahora había protegido sin fisuras al número dos de Cultura.

Pero a Solà se le acabó esta suerte. Por un lado, CiU votó a favor de que acuda a la comisión de Cultura del Parlament a la comisión de Cultura del Parlament para que la oposición pueda revisar sus actividades; por otro, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó una proposición para solicitar a la ACM que entregue sus presupuestos a la Sindicatura de Cuentas. La junta de portavoces de la entidad municipalista se negó en su última reunión, con la única oposición de ICV, a entregar voluntariamente sus cuentas. El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, todavía mantiene a Solà en su cargo, aunque su defensa va menguando a medida que pasan los días.

CiU asumió su soledad y acabó por votar junto al resto de grupos la petición de comparecencia. La portavoz de la federación en la comisión, Àngels Ponsa, expresó la desazón de los nacionalistas, amenazando a la oposición con reclamar la comparecencia de miembros de otros partidos relacionados con polémicas recientes.

CiU sí logró, con la ayuda del PP, evitar que la comisión de Asuntos Institucionales votara la comparecencia de Miquel Buch, presidente de la ACM, para detallar las irregularidades que cometieron Solà y Josep Maria Matas, su excoordinador general. La alianza entre los dos grupos también evitó la votación de la comparecencia de la vicepresidenta, Joana Ortega, que pedía Iniciativa para que detallara el dinero proporcionado a la ACM.

En el Ayuntamiento de Barcelona, en cambio, los ecosocialistas sí se salieron con la suya. El Consistorio aprobó ayer su proposición, solicitando que la Sindicatura de Cuentas revise las cuentas de los últimos cinco años de la ACM y, si hace falta, encargue una auditoría externa. Ambas peticiones fueron rechazados la semana pasada por la propia entidad municipalista.

Todos los grupos del Ayuntamiento la votaron a favor, menos Unitat per Barcelona. Joan Laporta, concejal de la coalición a la que pertenece ERC, aseguró que su grupo se abstenía al entender que la Fiscalía ya estaba investigando el caso. Desde CiU se aseguró que el cambio de posición obedecía a que el redactado de la proposición era “diferente” al espíritu de lo discutido en el ACM y que se trata de un apoyo a la transparencia de la institución. Una idea similar salió de fuentes cercanas al grupo municipal socialista, que aseguraron que el compromiso es “abrir todos los cajones y ser implacables con la corrupción”. Barcelona le aporta 150.000 euros a la institución, un monte idéntico al que entrega a la Federación de Municipios de Cataluña.