Cae una banda que vendió billetes de metro falsos por valor de 1,2 millones
Los detenidos estaban haciendo pruebas para falsificar también títulos de transporte de Madrid
Todo empezó con un billete rechazado. Un cliente lo metió en la máquina de validación y esta la escupió. Los trabajadores del metro le dieron al pasajero un título nuevo y remitieron el defectuoso a los servicios de inspección del metro de Barcelona. Allí descubrieron que era una falsificación casi perfecta de un billete del suburbano. Era marzo de 2011. El descubrimiento dio pie a una prolija investigación de la policía catalana que ha culminado con 10 personas detenidas, de las cuales seis han ingresado en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona.
Conocedor hasta el último detalle de la forma de proceder de la presunta banda de falsificadores, el subinspector Carles Vallès, del Área de Seguridad de Transportes Metropolitanos, trajina un extraño aparato. "Es una máquina artesanal", explica, en rueda de prensa. En ella, los detenidos instalaban una bobina de banda magnética que calentaban con una prensa térmica y luego planchaban en el billete. Con un clonador, le otorgaban un código falso que servía para entrar en el metro.
De esa forma tan aparentemente sencilla, los ladrones introdujeron en el mercado multitud de títulos, entre ellos los del servicio tarifario integrado, que abre las puertas a metro; autobuses urbanos, metropolitanos e interurbanos; tranvía, Ferrocarrils de la Generalitat, y Rodalies de Renfe. Hasta ahora, en el metro se calculan unas pérdidas de 1,2 millones de euros.
Ante la presión y los continuos controles en Barcelona, la banda vio que era el momento de ampliar el mercado. Entre los objetos intervenidos en la entrada y registro de cinco domicilios en Santa Eulàlia de Ronçana (Vallès Oriental), los Mossos hallaron varios billetes falsos del metro de Madrid. La banda había designado ya un comercial para distribuir los títulos en la capital, según ha explicado en rueda de prensa en el responsable de la Área Territorial de Investigación de Barcelona, Ramón Grasa. Los Mossos prevén detenerle en breve.
La policía calcula que la banda vendió sus falsos títulos a través de 38 estancos y quioscos de Barcelona, pero no hay ningún propietario de estos establecimientos detenido. "Actuaban de buena fe", ha esgrimido Vallès. Los billetes tenían el mismo precio que los legales y se los ofrecía un comercial. Había una segunda vía, al por menor, en la que los detenidos sí bajaban los precios de los títulos de transporte. Una T-10, por ejemplo, que ahora cuesta 9,25 euros, la ofrecían a 6 o 7 euros a conocidos, amigos, parientes... "Y les dejaban un número de teléfono por si querían más", ha añadido Vallès.
Al detectar el fraude, los responsables del extremaron las medidas de vigilancia y de seguridad. Avanzaron el uso de un billete que contiene un holograma único (se comercializa desde diciembre) y facilitaron a sus interventores una pequeña lupa con la que comprobaban la autenticidad de los billetes. La copia era tan perfecta que necesitaban esta lente de aumento para detectar un granulado atípico en la impresión.
El jefe de la banda, Ludmil A., de 35 años, de origen búlgaro, tenía antecedentes por falsificación de dinero y ya ingresó con anterioridad en prisión preventiva. Entre el resto de los detenidos hay dos técnicos informáticos, tres comerciales y varias personas que vendían los billetes al detalle. La policía calcula que llevaban falsificando títulos de transporte desde 2010.
En el domicilio de los jefes, los Mossos encontraron más de 15 ordenadores -que todavía no han analizado-, unas 40 bobinas de banda magnética, impresoras, maquinaria, microscopios, billetes de Barcelona y Madrid..., y un título verdadero del metro de París.
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