El 'mosso' que mató a un hombre en Olot dice que no tenía escapatoria

El agente de los Mossos d'Esquadra que mató a un hombre de un disparo en Olot asegura que no tenía escapatoria y que la única salida a la situación era disparar. El mosso, que ha declarado en el Juzgado número 2 de Olot en condición de imputado, era el policía de más alto rango entre los que acudieron al domicilio de Antonio Tirado, que falleció por el disparo después de atrincherarse en el salón de su casa con un cuchillo y su hijo de cuatro años el pasado día 10. El agente mantiene que disparó a Tirado por instinto tras ordenarle que no se acercara más y ante el riesgo de que le clavase el cuchillo que blandía.

El mosso ha explicado que entró en el domicilio con el arma descargada y que la cargó en un momento en que Tirado dialogaba con otro agente y sin que este se percatase. Otros cuatro mossos y un policía local han declarado hoy como testigos. Todos han ratificado la versión del imputado. Se trataba de una situación de riesgo, ha afirmado uno de los agentes. La prioridad era la integridad del menor.

Antonio Tirado, de 46 años, había recibido un día antes de los hechos una citación judicial tras una denuncia presentada por su mujer meses antes, cuando el hombre se fue a casa de su madre en Mataró y se llevó al hijo de ambos. El día de su muerte Tirado había ingerido varias pastillas y se encontraba muy nervioso, explicó su mujer a este periódico. Una amiga de la familia llamó a una ambulancia y fueron miembros del Sistema de Emergencias Médicas los que avisaron a los Mossos d'Esquadra al encontrarse a Tirado exaltado y con un cuchillo en el salón de casa. La mujer del fallecido y madre del niño estaba en ese momento en el piso, angustiada, impresionada y llorando, ha explicado un agente.

El agente que disparó contra Tirado asumió el mando sobre sus compañeros por ser el de más experiencia (ingresó en la escuela de policía en 1992). Tirado llevaba el cuchillo atado a la muñeca y amenazaba con que no saldría nadie vivo ni se iban a llevar a su hijo. Los testigos han afirmado que no podía acorralar al hombre porque entre ellos y Tirado dificultaban el paso varios muebles, incluido un sofá. Pocos segundos antes del disparo, Tirado se fue acercando al mosso que le disparó.

El agente tenía la pistola enfundada y cargada, y disparó cuando el hombre no obedeció a la orden de que se detuviera. Todo pasó en segundos, ha afirmado el mosso, y en un espacio pequeño en el que no tenía escapatoria. Asimismo ha defendido que no tuvo tiempo para apuntar y disparar a la pierna o a otra parte del cuerpo no vital. "Tras el tiro cayó muy cerca. Casi nos miramos cara a cara", ha explicado.

El mosso se dirigió luego a comisaría y, ya en casa, lavó el uniforme que llevaba puesto. Benet Salellas, abogado de la familia de la víctima, ha denunciado el trato privilegiado que se ha acordado para el mosso. Según Salellas, el agente debería haber sido detenido tras los hechos para evitar la destrucción de pruebas. La familia de Tirado se ha presentado en la causa porque considera que la actuación del policía no fue correcta y que la muerte del hombre se hubiese podido evitar.