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Un maestro del abstracto

José Manuel Ciria expone en Málaga su pintura reciente

José Manuel Ciria, junto a dos de sus obras.
José Manuel Ciria, junto a dos de sus obras.

José Manuel Ciria (Manchester, 1960) es uno de los pintores españoles más reconocidos internacionalmente. A ello ha contribuido su voluntario exilio en Nueva York, ciudad en la que reside desde 2005 y desde la que ha conseguido una gran proyección internacional. Se le considera como uno de los máximos representantes del expresionismo abstracto español y su obra, junto con la de Miquel Barceló, es de las más codiciadas por coleccionistas y galerías de todo el mundo. Solo en los últimos tres años, Ciria ha protagonizado muestras individuales en prestigiosos centros como el Kursaal Sala Cubo de San Sebastián, el Instituto Cervantes de Chicago, el Amarillo Museum Art de Tejas o el Instituto Valenciano de Arte Moderno, además de en galerías de París, Toronto, Argentina o Portugal, entre otros lugares.

La última de ellas es la que le dedica el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga (Mupam), que hasta el 27 de mayo exhibe más de un centenar de obras realizadas por Ciria en los últimos tres años.

Una obra reciente que ha llamado la atención de influyentes críticos de arte, como los norteamericanos Robert Morgan y Donald Kuspit o el experto en arte abstracto David Anfam, quienes no han dudado en participar en un documental sobre su obra que, dirigido por Artur Balder (Little Spain, 2010), se estrenará en el Museo de Arte Moderno de Nueya York (MoMA) el próximo año.

“En Juegos de espejos, Ciria presenta trabajos muy intensos porque recogen no solamente las vivencias recientes del artista, sino también todo lo que ha sido su intensidad y sus dudas creativas y su desarrollo pictórico”, señala Laura Revuelta, comisaria de la exposición.

Entre este centenar de obras destacan las series Rorschach Heads (2010-2011), “óleos que muestran grandes rostros humanos, casi grotescos, con los que él pretende desenmascarar el juego de las apariencias y sacar a la luz lo que normalmente no se quiere enseñar”, apunta Revuelta.

“Estos rostros pueden ser retratos del propio artista, pero también metáforas de una especie de demografía mundial de horrores y de torturas psicológicas”, añade la comisaria, quien también resalta el gran panel de obras abstractas presentes en la muestra: “Hacen que te sientas atraído por la explosión de color y de violencia que encierran”.

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