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Cospedal altera el guion de Arenas

La secretaria general del PP reprocha a los sindicatos que no piensen en los parados

Javier Arenas, en el mitin del sábado en Granada.
Javier Arenas, en el mitin del sábado en Granada.JESÚS OCHANDO (EFE)

Javier Arenas lleva toda la campaña capoteando los asuntos embarazosos que vienen de Madrid con una colección de eufemismo y construcciones verbales rayanas en la cabriola. No quiere saber nada de recortes, copago sanitario, y mucho menos de huelga general, un tema que salta en cada comparecencia pública y que el candidato del PP despacha con una muestra de “respeto” a los sindicatos y su hoja de servicio repleta de diálogo como ministro de Trabajo en 1996.

 Sin embargo, la secretaria general de su partido, Dolores de Cospedal, le colocó ayer la huelga en un lugar preferente con un reproche a los sindicatos y, de paso, al PSOE: “¿Cuándo van a pensar en los que no tienen trabajo y dejar de pensar en sus intereses particulares y partidistas, de unos y de otros?”.

Cospedal fue la estrella de uno de los actos centrales de la campaña, un mitin en la Plaza de las Pasiegas de Granada, justo cuando se conoció la noticia de que Mariano Rajoy había forzado la renuncia de su marido, Ignacio López del Hierro, como consejero de Red Eléctrica, empresa privada controlada por la participación pública, con un sueldo de hasta 180.000 euros al año. Un asunto asaz incómodo para Arenas, que ha armado su discurso sobre los “abusos” y el “nepotismo” del PSOE. Además, la también presidenta de Castilla-La Mancha le sacó la bicha de “los chascarrillos de los andaluces” —otra de las facetas que Arenas cuida con esmero, sabedor de lo sensible que es el orgullo de la tierra— e hizo una defensa del papel de las entidades financieras con palabras que están tajantemente prohibidas en el singular diccionario de su caravana, como “ricos”: “Estos que tanto insultan a los bancos y los ricos, y tantas cosas más, no se han preocupado de que el dinero [el crédito] llegara a las pequeñas empresas y las familias”.

Para colmo, ni siquiera habló del caso de los ERE, referencia obligada en las intervenciones de todos los que ayudan a Arenas en su carrera a la presidencia de la Junta, ya sea un telonero de pueblo o una figura nacional.

Dolores de Cospedal salió vencedora recientemente del congreso del PP que se celebró en Sevilla, y sus partidarios contaron el resultado como una derrota de Javier Arenas, quien, aunque sigue siendo el hombre fuerte de Mariano Rajoy, retrocedió unos centímetros en la vida intramuros de la organización nacional. Apenas se oculta que la sintonía entre ambos es más bien parca y que ha habido momentos de verdadera tensión.

Rajoy viajará hoy a Cádiz para apoyar al candidato, que cada vez se ve más cerca del Palacio de San Telmo. Según dicen los suyos, si por él fuera, las elecciones se celebrarían este mismo domingo. Así se ahorraría posibles polémicas y respaldos tan chinches como el de Cospedal.

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