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Italia barroca y otros secretos

El arquitecto y académico empieza la ruta en la bellísima fachada de una basílica, se pierde entre libros y minerales y acaba en los dos últimos grandes espacios urbanos de Madrid

Luis Fernández-Galiano en la ermita de San Antonio de la Florida, ante los frescos de Goya.
Luis Fernández-Galiano en la ermita de San Antonio de la Florida, ante los frescos de Goya.CARLOS ROSILLO

1. Basílica de San Miguel. Pese a su nombre, es una iglesia pequeña, en un solar muy estrecho, que Giacomo Bonavia compensó con una bellísima fachada convexa: un fragmento de la mejor Italia barroca entre los lacónicos caserones del Madrid de los Austrias (San Justo 4).

2. Ermita de San Antonio de la Florida. Los frescos y la tumba de Goya hacen de esta obra neoclásica de Francesco Fontana un museo emocionante, casi secreto por lo poco visitado, y que tiene además el estrambote de una réplica construida en el siglo XX para albergar el culto y proteger las ángelas del humo de los cirios (Glorieta de San Antonio).

3. Museo Geológico Minero. Bajo una gran cubierta acristalada en la Escuela de Minas, un museo de otra época para perderse entre las rocas, los minerales y los fósiles, expuestos en vitrinas que se disponen en galerías superpuestas, abiertas al espectacular vacío central (Ríos Rosas 23).

4. Fundación Juan March. Un clásico absoluto, y una garantía de excelencia en toda su programación; sus exposiciones nos han acompañado desde tiempos de Franco descubriéndonos el arte más escogido, y sus salas renovadas siguen sorprendiéndonos con muestras admirables (Castelló 77).

5. Cines de la Plaza de los Cubos. Durante años, el cine para muchos de nosotros se llamó Alphaville; bajo el nombre Golem, sus salas en Martín de los Heros siguen siendo las más veteranas del conjunto que, con el Princesa y Renoir, ofrece la mejor selección de películas en versión original.

Una larga carrera

Luis Fernández-Galiano (Calatayud, Zaragoza, 1950) es arquitecto y catedrático de Proyectos en la Politécnica de Madrid, excrítico visitante en Harvard y Princeton; director de ‘Arquitectura Viva’, escritor... Y desde 2011 académico de Bellas Artes.

6. Librería Naos. Desaparecida Xarait, y enclaustrada Mairea en el recinto académico de la Ciudad Universitaria, ésta es la única librería especializada que nos queda a los arquitectos; no es poca cosa, cuando hasta Nueva York ha perdido Urban Center Books, el último reducto en la Gran Manzana (Quintana 12).

7. La Manduca. En un local remodelado por el navarro Francisco Mangado, su paisano Juan Miguel Sola ofrece lo mejor de la huerta y la mejor hospitalidad; junto con su esposa Anabel, el restaurador ha logrado reunir a las gentes más variadas en torno a las alcachofas y a la amistad (Sagasta 14).

8. Librería y galería Ivorypress. Lejos de los barrios del arte, la galería impulsada por Elena Ochoa Foster tiene siempre exposiciones deslumbrantes y libros exquisitos, con una especial atención a la fotografía y a la arquitectura, y con artistas tan diversos como Ai Weiwei, Los Carpinteros o Isidoro Valcárcel Medina (Comandante Zorita 46-48).

9. Madrid-Río. Un nuevo parque urbano que ha recuperado para la ciudad nuestro arroyo aprendiz de río, como lo llamó Quevedo, y que ofrece vistas insólitas de la misma a lo largo de su recorrido: una realización ejemplar del paisajismo contemporáneo.

10. Matadero-Madrid. Las grandes naves que hasta hace no tanto contemplaron el sacrificio de animales han sido transformadas en espacios culturales por algunos de los más brillantes arquitectos de la joven generación madrileña, reforzando el atractivo de la programación con el interés de las intervenciones (Paseo de la Chopera 14).

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