Tres de los cuatro incendios del Pirineo los provocaron chispazos eléctricos

Los informes que está elaborando el cuerpo de agentes rurales de la Generalitat sobre los cuatro incendios forestales que se declararon hace una semana en diferentes puntos del Pirineo de Lleida apuntan que la causa del fuego fueron chispas eléctricas en tres de ellos, y la del cuarto probablemente fue una carbonera mal apagada.

Los agentes rurales han comunicado la apertura de diligencias a los juzgados de Tremp y La Seu d’Urgell, que serán los que determinarán si existe alguna responsabilidad por parte de personas u organismos en cada uno de los incendios. Las hipótesis con las que trabajan por el momento se basan en las inspecciones técnicas realizadas en los lugares en los que se iniciaron los fuegos.

Los informes, que serán remitidos al juez cuando finalicen las investigaciones, señalan que los incendios de Gerri de la Sal (Pallars Sobirà), Viu de Llevata (Alta Ribagorça) y Coll de Nargó (Alt Urgell) fueron provocados por incidentes eléctricos, concretamente por la caída de cables de alguna de las muchas líneas de alta o media tensión que atraviesan el Pirineo. La rotura de los cables, origen de las chispas que prendieron en la masa forestal, se debió a las fuertes rachas de viento que soplaron ese día en la zona, que en algunos casos fueron superiores a los 100 kilómetros por hora. También existe la posibilidad de que los árboles cayeran sobre los hilos conductores.

El Gobierno catalán constituirá un gabinete para prevenir incendios, ante la situación excepcional creada en por la sequía en el Pirineo, Terres de l’Ebre y Baix Empordà

“En tales condiciones, con tanto viento, fue una suerte que solo se produjeran cuatro incendios”, asegura un miembro del equipo de investigadores. Estos afirman en sus informes que la caída de los cables fue accidental y que, en principio, las líneas eléctricas cumplían la normativa de Industria en cuanto al mantenimiento de las instalaciones.

Los agentes rurales creen que la causa más probable del cuarto incendio, en Calbinyà (Alt Urgell), fue una quema de leña en el bosque cuyos rescoldos se reavivaron con el viento.

El incendio de Montanui, en Huesca, todavía no extinguido y que lleva quemadas unas 1.600 hectáreas, se produjo por una chispa eléctrica, según las autoridades aragonesas.

Los consejos comarcales y los alcaldes de los municipios afectados por estos incendios se han vuelto a cuestionar el mantenimiento que hacen las compañías eléctricas de sus redes en zonas boscosas. Los alcaldes, entre ellos el de Baix Pallars, han recomendado a los vecinos afectados que hagan una recopilación de los daños ocasionados en sus propiedades (bosques comunales, cultivos, granjas y otros edificios) y presenten una denuncia para poder reclamar indemnizaciones si el juez decide que existe alguna responsabilidad.

Por otra parte, el Gobierno catalán constituirá un gabinete de coordinación para la prevención y extinción de incendios, ante la situación excepcional creada por la sequía y la falta de lluvias en las comarcas del Pirineo, las del Ebro y el Baix Empordà. Se teme que durante la primavera las condiciones puedan ser peores que las que se dieron en 1994, el año de los grandes incendios en la Cataluña central. Este año ya han que dado 1.200 hectáreas arrasadas por el fuego, 800 en Lleida y 400 en Girona.

El consejero de Interior, Felip Puig, anunció que ante tales condiciones adversas, con una pluviosidad de las más bajas de los últimos 60 años, se tendrán que tomar medidas excepcionales. Por eso, lo primero que se hará será constituir un gabinete de coordinación que incluirá la vicepresidencia del Gobierno y los departamentos de Agricultura, Territorio e Interior.