La avanzadilla de la fusión municipal
Los Ayuntamientos de Alfoz y O Valadouro pedirán a la Xunta estudios sobre la viabilidad de su unión, que el BNG solicitó por primera vez hace casi 20 años
Solo cinco kilómetros separan los edificios consistoriales de O Valadouro y de Alfoz (Lugo), los mismos bajo cuyo abrigo, y tras no pocos rifirrafes entre los gobiernos locales— ambos del PP— y los concejales de la oposición (PSOE, Udival y BNG), acaban de aprobarse sendas mociones, las primeras de Galicia, para solicitar un estudio sobre los pros y contras de una futura fusión municipal.
El trayecto en coche entre uno y otro se hace en menos de cinco minutos si el semáforo de A Seara (en Alfoz) no está en rojo. O Valadouro tiene 2.163 habitantes y su vecino 2.031. El año pasado nacieron cinco bebés en cada uno. La guardería de Ferreira (O Valadouro), que funciona desde 2007 en la antigua casa del conserje del colegio de primaria, tiene 33 plazas ocupadas de 45, y en ella aprenden niños de tres municipios. Pese a la baja natalidad, las obras de la de Alfoz, que ofertará 20 plazas más, ya han comenzado. Costará 240.000 euros que pagará Benestar.
Por ahora, los dos Ayuntamientos comparten un punto limpio, la escuela taller —gestionada por la Mancomunidade Río Ouro— y el instituto de secundaria, en el que este año estudian 67 alumnos de entre 12 y 16 años. El centro se inauguró en 1996 en el límite de los dos municipios para dar servicio a los dos. Su nombre, IES Alfoz-Valadouro, responde a un debate zanjado con solución salomónica; ahora, muchos quieren ver en esta experiencia el germen del apoyo a la campaña iniciada por el BNG de Alfoz para lograr la integración total de los dos Ayuntamientos.
“Los alcaldes no quieren dejar de serlo”
Hasta los dos alcaldes, que se dan la razón al asegurar que los convenios puntuales serán “suficientes” y que “la fusión no traerá ningún beneficio, porque los servicios se alejarán de los vecinos”, reconocen que hay algo “faraónico” en la existencia de dos piscinas municipales para tan pocos vecinos en menos de cinco kilómetros. “O invertimos o nos quedamos sin subvenciones. Y al vecino tampoco le gusta que el alcalde rechace ayudas. Parece que se está promoviendo una fusión para sacarle el sueldo a uno de los alcaldes
El alcalde de O Valadouro asiente ante los temores de su homólogo. En la práctica, ya es Ferreira la que concentra la mayor parte de los servicios —bancos, supermercados o cafeterías—, aunque su vecino le gana en número de industrias. “Pero es normal, porque Alfoz jamás tuvo una planificación urbanística. Aquí el problema es que los alcaldes no quieren dejar de serlo. En sueldos se gasta en cuatro años el equivalente a fondos propios, algo más de 203.000 euros”, responde Marrube. En lo único en lo que están de acuerdo alcaldes y oposición es en que son las personas mayores —más de 50% de la población supera los 65 años— las más reticentes. Los jóvenes, educados en el instituto común, parecen dispuestos a ponerle el cascabel al gato.
Bajo el eslogan Un só val, un só concello, los nacionalistas pretenden recabar apoyos para una vieja reivindicación que aparece en su programa electoral desde hace casi veinte años, favorecida ahora que la crisis de las arcas públicas arrecia y la Xunta anima a fusionar municipios y mancomunar servicios. Aunque el fin es práctico, la campaña, materializada en un millar de pulseritas verdes que reparten con orgullo los defensores de la fusión, apela al paisaje: Alfoz y O Valadouro son una misma unidad geográfica, la formada por el valle del Ouro, un río corto entre cuya desembocadura en el Cantábrico y la cabecera en la Serra do Xistral solo median 20 kilómetros. El enemigo, la galopante despoblación, que en los próximos años podría llevarse por delante la barrera psicológica de los 2.000 habitantes en cada municipio.
“Estamos trabajando en este proyecto desde dos meses antes de las elecciones generales. Desde el BNG no nos animaban demasiado a darle fuerza porque la fusión era algo que pedía el PP, pero vamos a seguir adelante le guste a quien le guste”, promete Iván Marrube, el portavoz de la coalición nacionalista en Alfoz.
El alcalde del municipio, Emilio Lousas, del PP, es uno de ellos, aunque finalmente el 24 de febrero su grupo apoyó al resto para sacar adelante una moción en la que el BNG insta a la Xunta y a la Diputación de Lugo a realizar un estudio socioeconómico sobre las consecuencias de una hipotética unión con O Valadouro.
El Ayuntamiento vecino dio luz verde el pasado viernes al texto que inicia el proceso de fusión, después de que María José Fernández, la concejal de Udival (Unión Independente do Val), presentara un recurso contra el pleno del 3 de febrero, que rechazó la primera moción presentada por el BNG.
La propuesta había conseguido la mayoría (seis votos a favor frente a cinco en contra), pero el PP, que tiene los mandos del Ayuntamiento también en O Valadouro —gobierna en minoría— interpretó que la moción quedaba rechazada debido una confusión corregida por la Ley 57/2003 de medidas para la modernización del gobierno local.
“Me indigna que se intente asustar a los ancianos diciéndoes que perderán calidad en los servicios. La gente que tenemos que atender es la misma, así que no hay que prescindir de personal”, responde Fernández (Udival), al argumento de los alcaldes que el fin de las duplicidades alejará servicios. Como precedente curioso y amenaza ejemplarizante, por lo que tuvo de fracaso, el líder nacionalista de Alfoz recuerda que en 1960 el Ministerio de Gobernación franquista intentó la integración de 13 municipios de la provincia de Lugo, entre ellos Alfoz y O Valadouro. El proyecto se quedó en nada porque se cumplieron los temores de las autoridades de la época, reconocidos por los redactores de aquel plan de fusión frustrado: al final pesaron más “los localismos políticos y el miedo a perder la posición de poder”.
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