Villalonga anuncia recortes de personal y rehace los presupuestos
Natalio Grueso gestionará teatros y centros culturales municipales El nuevo modelo de gestión persigue una capital del turismo cultural
La alcaldesa, Ana Botella, ha ofrecido a Natalio Grueso, exdirector del Centro Niemeyer de Avilés, la gestión, coordinación y programación de todos los teatros y centros culturales dependientes del Ayuntamiento. De concretarse la firma del acuerdo, Grueso se haría cargo directamente de importantes infraestructuras culturales de la ciudad como el Teatro Español, las Naves del Matadero, el Teatro Fernán Gómez, el Circo Price, el Centro Cultural Conde Duque, la Casa de Vacas o el Palacio de Cristal del Retiro.
La propuesta de un nuevo hombre fuerte para la gestión cultural municipal prendió ayer la mecha de la traca que venía preparándose en el área de Las Artes del Consistorio. El fichaje de Grueso ha ensordecido todos los petardos que en los últimos días venía lanzando el nuevo delegado del área, el valenciano Fernando Villalonga, afeando la gestión realizada por su predecesora en el cargo, Alicia Moreno, concretamente en relación con la renovación de los contratos de personal de su antiguo equipo: directores de centros culturales y de teatros de la capital. Villalonga lo ha resuelto de un plumazo y ha creado, por encima de todos ellos, un nuevo cargo de “director de Programación de Artes Escénicas”, el que casi con toda probabilidad ocupará Grueso.
Además de dirigir el Centro Niemeyer fue comisario de los actos del XXV aniversario de la Fundación Príncipe de Asturias
La entrada de Grueso, que además de dirigir el Centro Niemeyer fue comisario de los actos del XXV aniversario de la Fundación Príncipe de Asturias, lleva aparejado un cambio de modelo de gestión cultural en la capital de España. Y se trata, además, de un fichaje cultural de alto calado político, que lleva implícita una venganza. El reciente cierre del Centro Niemeyer se produjo tras una cruda batalla entre los gestores políticos del Principado —con su presidente Francisco Álvarez-Cascos a la cabeza— y el equipo de Natalio Grueso. El Foro Asturias, partido de Cascos y escisión del Partido Popular, había acusado a los responsables del Niemeyer de irregularidades en la gestión; y estos, a su vez, anunciaron acciones legales contra Cascos. Ahora, el PP, enfrentado a Cascos, se trae a Grueso a Madrid con amplios poderes en materia de gestión cultural.
La obsesión de Villalonga es que la oferta de Madrid sea equiparable a la de Nueva York o a la de Londres
El aterrizaje de Grueso en el equipo de Ana Botella tiene como objetivo principal convertir Madrid en una ciudad de turismo cultural. La obsesión de Villalonga es que “la oferta de Madrid sea equiparable a la de Nueva York o a la de Londres”. Durante su mandato como director del Niemeyer, Grueso llevó hasta Avilés a personajes como Woody Allen, Kevin Spacey, Wole Soyinka, Brad Pitt, Jessica Lange, Carlos Saura, Paco de Lucía, Gilberto Gil o Barbara Hendricks.
En el Consejo de Administración de MACSA celebrado ayer por la tarde, Villalonga eludió dar detalles sobre el contrato de Grueso, pero reconoció que había realizado esa oferta y que había sido aceptada, aunque aún no se había firmado, según declararon varios miembros del Consejo.
Grueso llevó hasta Avilés a personajes como Woody Allen, Kevin Spacey, Wole Soyinka o Brad Pitt
Lo que sí anunció el delegado fueron las líneas generales del futuro modelo de gestión cultural que planea, con un “director de Programación de Artes Escénicas”, del que dependerían directamente el Teatro Español y las Naves de Matadero, el Teatro Fernán Gómez, el Circo Price y el espacio Centro Centro, dentro del Palacio de Cibeles que alberga el nuevo Ayuntamiento; e indirectamente, a través de un coordinador en cada centro, Matadero y Conde Duque. Según las mismas fuentes, “da la impresión de que va a deshacerse de todos los directores artísticos porque lo que quiere son gerentes”.
Como contrapeso al nuevo Consejo de Administración de MACSA, de un carácter mucho más político que el anterior, Villalonga aceptó la idea, propuesta por el PSOE en el pleno del pasado martes, de crear un Consejo Asesor Permanente compuesto por profesionales de las artes escénicas.
Además, el delegado asumió que habría recortes de personal dentro de la empresa municipal, anuló los presupuestos aprobados para este año y anunció que en el próximo Consejo de Administración, que tendrá lugar en 15 días, presentará unos nuevos, según asistentes a la reunión. Desde la empresa pública MACSA se gestionaban, hasta ahora, 36 de los 115 millones del presupuesto municipal para cultura.
La noticia del nuevo nombramiento sorprendió ayer fuera de juego a los responsables de los partidos de la oposición: “¿Que han fichado a quién?”, era la respuesta al teléfono. Minutos más tarde, llegaban las reacciones.
“Este nombramiento no puede ser una excusa para no llegar hasta el fondo de las irregularidades que se vienen produciendo en las formas de contratación de MACSA”, decía Ana García d’Atri, del grupo socialista. “La alcaldesa tendrá que explicar si estamos hablando de un aumento en los cargos de alta dirección, teniendo en cuenta los tiempos de crisis en los que vivimos”, agregaba, “porque nadie sabe qué dibujo pretende hacerse de la gestión cultural en la capital, pese a que están estableciendo otro modelo a golpe de anuncios de este tipo”. Y concluía: “Por lo que parece, nos encaminamos a un modelo de grandes eventos”.
Desde Izquierda Unida (IU), Milagros Hernández aseguraba que “el fichaje de Natalio Grueso responde a que tiene los mismos objetivos empresariales que Villalonga para el Ayuntamiento. Pero para nosotros el problema no es este hombre, que puede ser bueno (al margen de lo ocurrido en el Niemeyer)”, señalaba la portavoz, “sino la estrategia de acoso y derribo que ha realizado Villalonga con respecto a los anteriores responsables, sus modales (que dejan mucho que desear por la arrogancia) y, sobre todo, el modelo que quiere implantar: vamos a pasar de un modelo de empresa cultural pública al servicio de los ciudadanos a otro basado en el beneficio económico de los espacios culturales públicos con patrocinadores como Red Bull o Heineken: una cosa es aprovechar la rigurosidad empresarial en términos de eficacia, optimización de recursos, limitación de salarios… Y otra condicionar la cultura al beneficio de la empresa privada”.
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