Richard Prince fagocita a Picasso
El artista norteamericano se apropia de la obra del genio malagueño
Picasso no tuvo reparos en apropiarse de la obra de otros grandes artistas. Obsesiones de su juventud parisina que no dudó en convertir en diana de sus creaciones, sobre todo en la prolongada época final de su dilatada carrera. El Greco, Velázquez, Goya, Rembrandt, Manet o Cranach fueron objeto de ese canibalismo artístico; grandes maestros a los que copió, reinterpretó o pintarrajeó sin complejos, convirtiéndose en una especie de gran devorador del arte.
Apropiaciones de las que también ha sido objeto la obra del genio malagueño, pero quizás nunca con la osadía que ha mostrado el artista norteamericano Richard Prince (Panamá, 1949), quien instigado por el nieto del genio malagueño, Bernard Ruiz-Picasso, y el director del Museo Picasso Málaga (MPM), José Lebrero Stals, ha fagocitado la obra de Picasso, creando en los últimos dos años más de un centenar de obras que se apropian del espíritu creativo del pintor malagueño.
“No es que estén inspiradas directamente en Picasso, pero sí en el espíritu de Picasso”, explicó ayer Prince tras reconocer la “enorme atracción” que siempre ha sentido por el artista malagueño, al que ya imitaba en sus creaciones juveniles, impactado por su obra tras visitar Europa con 18 años.
Prince/Picasso, abierta en el MPM hasta el 27 de mayo, reúne 116 obras: 38 cuadros de gran formato, así como 51 collages y foto-collages de pequeño formato. También se presenta una cuidada selección de 26 grafitos y acuarelas de los años setenta, así como un dibujo a lápiz sobre papel de la misma década.
Los cuadros, en los que Prince combina la inyección de tinta, acrílico, lápiz graso, grafito, pastel o carboncillo sobre lienzo, ofrecen un amplio abanico de figuras femeninas, la mayoría anónimas, sin conexiones narrativas entre unas y otras. “Las caras de ellas son mascaradas, como faunos casi caricaturescos. Sus contorsiones provocadoras se diluyen en deformaciones enigmáticas y atávicas”, señala Lebrero sobre el resultado de la apropiación que Prince ha hecho de la representación femenina, fuente de inspiración picassiana.
“Creo que he encontrado el camino para entrar en esas figuras dibujándoles rostros en la parte posterior de las cabezas. Utilizo la parte oscura correspondiente al pelo para poner las caras. Cuando di con esta manera de resolverlo… (mi contribución)…, supe que era el momento de hacerlo…”, resalta Prince, que se declara un enamorado del periodo rosa de Picasso. “Me encantaba su empleo de fotografías en blanco y negro de esculturas clásicas grecorromanas y la interpretación que hace de estas imágenes. También me gustan las series del artista y su modelo, un motivo que siempre está ahí. Picasso nunca dejó de lado el cuerpo”.
“Esta exposición mantiene la frescura de la mirada crítica y un alto grado de contemporaneidad”, destacó Lebrero, quien comparó la polémica que rodea a la obra de Prince con la que en su día envolvió a la de Picasso. “Prince ha tardado en lograr el reconocimiento internacional. Es un artista a menudo en el centro del debate, polémico, muy discutido”, afirmó el director del MPM.
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