El PP forja su alternativa para 2013
Los populares basan en “la convivencia y la integración” y un reforzamiento de su imagen moderada la propuesta que comienzan a articular para las autonómicas
Reforzado internamente después del congreso nacional de Sevilla y con el mayor papel e influencia política que jamás ha tenido en Euskadi, el PP ha empezado a dibujar las líneas maestras de su estrategia hacia las elecciones autonómicas, que prevé para la próxima primavera, una etapa que quiere que sea la de la forja de su alternativa para los vascos.
“Primero, tuvimos que intentar no desaparecer; luego, salir de la trinchera; siguió convertirse en un activo en la política vasca y que se nos tuviese en cuenta; ahora tenemos peso en La Moncloa y en Génova”. Un miembro de la ejecutiva dibuja ese trayecto desde que Antonio Basagoiti recogiese en julio de 2008 un partido noqueado en la lona tras la marcha de María San Gil. Ahora llega el momento de dar un nuevo paso: “Formular y lanzar nuestra propuesta a la sociedad”.
El efecto de los recortes de Rajoy
En poco más de un mes, el Gobierno de Mariano Rajoy presentará los Presupuestos Generales de este año, que recogerán el durísimo ajuste que el Ejecutivo está preparando para poder cumplir los objetivos de déficit de Bruselas en un contexto de seria recesión. El Consejo de Ministros de ese 30 de marzo se celebrará además al día siguiente de que Euskadi haya vivido una huelga general convocada por los sindicatos abertzales —y a fecha de hoy está abierta la posibilidad de que UGT y CC OO la terminen apoyando— contra la reforma laboral.
Dirigentes y parlamentarios del PP vasco consideran que ese escenario de recortes y previsible contestación social en toda España no les pasará una factura electoral seria en las elecciones autonómicas. “Vamos a defender, y de cara, que hacen falta ajustes, pero creemos que los ciudadanos son conscientes de que esta es una época de enorme dificultad”, opina un miembro de la ejecutiva de Antonio Basagoiti. “La gente, las clases medias no ideologizadas, saben que hay que tomar decisiones, por duras que sean”, añade.
A favor del PP juega que en Euskadi —una comunidad en mejor situación comparativa que el conjunto de España— quien previsiblemente tendrá que aplicar sus recortes será un Gobierno socialista, y siempre resulta más fácil separarse, aunque sea de un socio, y evitar el daño colateral.
En el seno del PP, donde hay voces que dibujan en privado la situación española con tonos que rebasan lo sombrío, se ven más posibilidades de que el PNV quiera aprovechar los recortes como munición con la que disparar tanto contra Patxi López como contra los populares.
Los populares buscan ser la alternativa de “la convivencia y la integración”, en palabras de los dirigentes y parlamentarios consultados, centrada en prestigiar la Constitución, el Estatuto, la apertura y pluralidad de Euskadi, en definitiva, los actuales marcos de encuentro, frente a la ofensiva soberanista que prevén hasta los comicios de la mano el PNV y la izquierda abertzale. Y, al tiempo, convencer al votante no nacionalista de que, por encima del PSE, la papeleta verdaderamente útil para sus posiciones es la popular. “Traducir la influencia en votos”, coinciden varios de los consultados, y acentuar el perfil y la actuación como partido moderado, de centro y renovado son las claves.
El pasado lunes, el número dos de la formación, Iñaki Oyarzábal, con menos de 48 horas como miembro del núcleo duro de Génova, lanzaba ese mensaje de alternativa en lo que casi era un oficioso arranque de una larga —y dura precampaña—. El camino es ofertar centro y estabilidad frente a un PNV compitiendo con la marca que vaya a presentar la izquierda abertzale por la antorcha independentista y un PSE al que los populares ven decidido a jugar la carta de las identidades.
Los populares disponen de estudios recientes, sin atribución de voto, que concluyen, según quienes los manejan, que el PP es hoy un partido atractivo para un votante vasco de centro gracias a su apuesta por la renovación y la moderación desde 2008. “Esa es la baza que vamos a aprovechar junto a una propuesta política clara”, incide un parlamentario.
El primer paso va ser lanzar el próximo mes una “fuerte” campaña en los medios de comunicación con esas ideas como marco y diferentes propuestas concretas.
En la segunda quincena de mayo llegará el congreso regional, que sancionará al ticket Basagoiti-Oyarzábal como cabezas de la formación. Aunque habrá nombres nuevos en los primeros y segundos niveles de la dirección —de nuevo surge la idea de tentar a independientes—, la clave estará en la ponencia política, que debe dejar negro sobre blanco la formulación de esa alternativa. Basagoiti está manejando un par de nombres para ser el redactor —o redactores— y probablemente se decida en próximas fechas, según miembros de su equipo.
El partido lanzará
Ya entre junio y julio llegarán los tres cónclaves provinciales como nuevos escaparates para reforzar esa imagen renovadora. Junto a la incógnita de si Alfonso Alonso, volcado en la portavocía en el Congreso, querrá seguir al frente de la dirección alavesa, las mayores tensiones se prevén en Bizkaia, aunque a la cita “se llegará con todo arreglado”, prevé un veterano parlamentario.
El PP sostiene y tiene intención de seguir sosteniendo —“si es que quieren”— al Gobierno de Patxi López. Basagoiti incluso ya ha transmitido su disposición inicial a apoyar el que sería último presupuesto de la legislatura. Pero, al tiempo, quiere fortalecerse ante un posible escenario en que el PNV tuviese que elegir tras los comicios entre llegar a un acuerdo con la izquierda abertzale o atender a su alma gestora pactando con el PP. Son varios los dirigentes populares que piensan que el partido de Iñigo Urkullu nunca querrá que los independentistas engorden cuatro años en la oposición. Pero otra opción, coinciden, pasa por un PP reforzado en votos. Falta un año, pero con todo se trabaja sobre escenarios “realistas”: los populares suman 13 escaños en la Cámara de Vitoria y en las próximas elecciones habrá que contar con la marca abertzale.
Una decisión clara es que no se va a entrar en la pugna con UPyD por un voto duro, el que en su momento pudo apoyar al PP de Mayor Oreja o San Gil. Competir ahí supondría cercenar posibilidad de que su “propuesta abierta” pudiese resultar atractiva a otros sectores sociales, coinciden miembros de la ejecutiva.
El último Euskobarómetro apuntó dos datos que avalaban las tesis de que el partido no sangraba por el flanco de UPyD que defendían responsables y estrategas del PP tras las generales de noviembre: el popular fue en esos comicios, junto al de Amaiur, el electorado más fiel (por encima del 90%) y las papeletas que ganó el partido de Rosa Díez llegaron, casi en exclusiva, de votantes socialistas.
El PP se ha enfrentado durante mucho tiempo en Euskadi a un rechazo social —porcentaje de personas que declaran que jamás le votarían— de los más elevados de España, llegando al 60% en Gipuzkoa. Dar una nueva imagen y ofrecer otro tipo de mensaje en Euskadi en los últimos casi cuatro años le están ayudando, pero aún transmite a sectores del electorado una imagen de conservadurismo social. Ese es otro punto de la alternativa, el de un partido más implicado en cuestiones sociales y más abierto en materia de libertades, una de las claves en las que va a jugar Oyarzábal desde su puesto en la ejecutiva nacional.
Todo este proceso irá en paralelo a la gestión del final de ETA. Bien engrasado con La Moncloa y los ministerios concernidos, el PP vasco se ha convertido en un actor clave trenzando consensos con socialistas y peneuvistas, como mostró el diálogo que llevó al acuerdo del pasado martes en el Congreso, pero no va ser el partido que “pida el voto para el final de ETA, sino para acabar de una vez con todo el lío identitario”, concluye uno de sus responsables.
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