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Un jardín sonoro sin fronteras

El sexteto hispano marroquí de Luis Delgado ofrece un programa de música de las tres culturas

La obra 'El jardín secreto'.
La obra 'El jardín secreto'.LUIS SEVILLANO

Santur, bendhir, axabeba, kaval, hajhous… A alguno puede sonarle a maleficio, pero es el legado instrumentístico de la España medieval de las tres culturas. De darles vida se encargarán este fin de semana y el que viene los integrantes del sexteto hispano-marroquí que coordina el músico, musicólogo y compositor Luis Delgado. Un programa de concierto escénico bajo el lema El jardín secreto que llega al Teatro de La Abadía, un lugar idóneo para realzar la magia de los versos medievales.

“Estas músicas comparten una sociedad y un espacio común, pero cada una tiene una personalidad muy marcada”, explica Delgado. El concierto transcurre entre imitaciones de yeserías y un aljibe que refleja las ondas del agua en toda la sala, ante el que se sienta a recitar la actriz Rosa Manteiga, que introduce cada tema con versos andalusíes, sefardís y cristianos. “Rosa da cuerpo a los versos, y hemos querido buscar poemas que tienen una vigencia humana actual”, comenta el músico nacido en Chamberí y que tiene un museo de instrumentos históricos en Urueña (Valladolid).

La música medieval de estas tres culturas, al contrario que pasa con una gran parte del patrimonio musical, se conserva bien gracias a las distintas vías que las han mantenido vivas con el paso de los siglos. “La música andalusí pervivió con la tradición oral en el Magreb, la sefardí se mantuvo gracias a las comunidades sefardíes que hay por todo el Mediterráneo y la música cristiana ha trascendido hasta nuestros días gracias a los manuscritos y códices”, comenta Delgado. Unas músicas abundantes ya que, por poner un ejemplo, de la música andalusí se conservan, en la tradición marroquí, 11 de las 24 nubas —compendio de canciones para una hora determinada del día regida por un modo musical común y que incluyen cinco partes compuestas por un preludio y unas 20 canciones—, y cada una dura unas seis horas.

Con un montaje sencillo y un juego de luces tenebrista, El jardín secreto logra trasladar al espectador a la quietud de los palacios de la Edad Media. De la voz quebrada y ancestral se encarga Mohamed Serghini el Arabi, que pone sus cuerdas vocales al servicio de los poetas. Pero no solo es un espectáculo para los oídos, también para los ojos. Sobre el escenario hay una treintena de instrumentos medievales reconstruidos a través de los códices, como el organetto —órgano de mano—, un laúd con incrustaciones y una viola y un violín, pero no tocados en el hombro como impone la tradición europea, sino sobre la rodilla. Un viaje en el tiempo para imaginar aquellas ciudades españolas en las que convivían tres ricas tradiciones que dejaron su huella en la música posterior.

El jardín secreto. Sala Juan de la Cruz del Teatro de La Abadía hasta el 4 de marzo. Entrada: 20 euros.

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