Factoría Naval se queda con tres empleados
Factoría Naval elude el pacto con el Igape y ejecuta despidos
Era una de las condiciones por las que la Xunta otorgó respaldo financiero por valor de 22 millones a Factoría Naval de Marín: “Durante la vigencia de los avales, la empresa se compromete a mantener su estructura de personal fijo”, dice el documento firmado ante notario el 12 de mayo de 2011 por los últimos 10,5 millones que obtuvo como colchón en varios créditos. El martes ese compromiso se violó con la comunicación del ERE de extinción de 35 contratos, la práctica totalidad de la plantilla del malogrado astillero en manos de Novacaixagalicia y del dueño de Corporación Dermoestética, José María Suescun.
Solo quedan tres personas: un empleado que hace un curso, un soldador y otro que trabaja en horario nocturno. El astillero, que presentó un preconcurso de acreedores que se convertirá en firme el próximo 31 de marzo, camina a marchas forzadas hacia la liquidación sin que ninguno de los accionistas esté dispuesto a mover un dedo. “Nos han dicho que no van a cobrar la indemnización. Algunas de esas personas llevaban en el astillero más de 30 años”, aseguró un portavoz del comité. Tampoco saben si percibirán lo que les corresponde del salario de este mes y las vacaciones.
El ERE, presentado el 2 de enero, fue autorizado por la Consellería de Traballo que dirige Beatriz Mato, quien, para la diputada del PSdeG, Carmen Gallego, “podía haber esgrimido el acuerdo”, para rechazarlo y obligar a mantener los puestos de trabajo. Gallego también ataca duramente la gestión de la Consellería de Economía, “que está permitiendo que el dueño de Corporación Dermoestética abandone sin exigirle ningún tipo de responsabilidad”, tras haber inyectado una gran cantidad de dinero público en la empresa.
Las deudas del astillero, calculan los sindicatos, rozan ya los cien millones de euros, con Bankia y Novagalicia Banco a la cabeza como acreedores. La gran damnificada de la crisis ha sido la industria auxiliar, que aceptó una quita sobre las facturas no cobradas del 30% para apoyar la salida de la empresa, que ahora se hunde todavía más. Los últimos avales estaban dirigidos a pagar parte del pasivo contraído con los proveedores. En las naves de Factoría Naval quedan por concluir un gran yate de recreo y el que iba a ser el segundo velero más grande del mundo.
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