Dos encapuchados acuchillaron con saña a las víctimas de Xermade
La superviviente afirma que fue un robo pero los investigadores tienen dudas
La única superviviente ha declarado que fue un robo, pero los investigadores no las tienen todas consigo. Nadie se explica muy bien qué pretendían robar los dos asaltantes encapuchados en la modesta casa de la aldea de Burgás, en el municipio de Xermade, en la Terra Chá lucense, donde ayer se encontraron muertos a un hombre y a su hijo, y herida de gravedad a la madre de este último. Los vecinos recuerdan que el hijo estuvo en la cárcel hace años y especulan con un posible ajuste de cuentas. Los asaltantes ataron a los tres miembros de la familia que vivían en la casa, los repartieron por el inmueble y los acuchillaron con saña.
Las primeras investigaciones apuntan a que el crimen se cometió sobre las 11 de la noche del martes. Un amigo de la familia descubrió los cuerpos, rodeados de charcos de sangre, ayer al mediodía. Domitila Rodríguez Souto, de 77 años, todavía vivía, y se encontraba junto a su hijo, Eulogio Hermida, de 51, en la planta baja, ambos atados, al igual que el cadáver de Víctor Hermida Purriños, de 74 años, que fue hallado en el piso superior. Cerca de la madre y del cuerpo de su hijo también se encontró un perro al que mataron retorciéndole el cuello.
La pareja y su hijo se resistieron pero fueron atados antes de matarlos
La mujer fue trasladada al Hospital Universitario Lucus Augusti de la capital lucense, donde declaró a los investigadores que se había tratado de un robo cometido por dos encapuchados. Pero la Guardia Civil mantiene abiertas otras hipótesis, teniendo en cuenta además el ensañamiento con el que actuaron los asaltantes y que se desconoce lo que pudieron llevarse de la vivienda. Fuentes próximas a la investigación creen que el arma homicida fue un machete. Así lo apuntaba una herida en la barbilla que se apreció a la mujer en el hospital lucense, donde fue intervenida por hundimiento de cráneo. Con todo, no se teme por su vida.
Los asaltantes entraron por una ventana de la casa, que presentaba un gran desorden. En la parroquia todo son conjeturas y los comentarios señalan a las relaciones del hijo, con antecedentes penales y actualmente en paro. Algunos vecinos lo acusan de haber llevado “a la ruina” a sus padres, con los que ahora vivía y que tuvieron un puesto en la plaza de abastos de Ferrol. “Eulogio era un vividor”, apunta un vecino, quien señala que en la casa se veían a menudo “numerosos coches entrando y saliendo”. El matrimonio tiene otra hija que reside en Inglaterra.
Los investigadores sospechan que el arma homicida fue un machete
Los asaltantes actuaron de manera “muy violenta”, explicó el delegado del Gobierno en Lugo, Ramón Carballo. El desorden de la vivienda alimentaría la hipótesis del robo, que los vecinos se resisten a creer. El propio Carballo insistió en que la investigación mantiene “todas las vías abiertas”, incluido un móvil distinto al que apuntó la superviviente en sus primeras declaraciones. De la inspección de la casa se deduce que sus tres habitantes se resistieron a los encapuchdos “Hubo bastante violencia dentro de la vivienda. Todo apunta a una pelea, aunque estos son hechos que se están investigando”, afirmó el subdelegado del Gobierno.
La violencia del asalto debió de ser de tal magnitud, según los investigadores, que el hijo de la pareja presenta un hematoma en el cuello provocado por un arma blanca con la que se supone que fue intimidado para moverlo dentro de la casa antes de degollarlo. La superviviente, con una lesión en una pierna, se libró de una muerte segura al quedar inconsciente, lo que hizo pensar a los asaltantes que ya había fallecido.
La Guardia Civil de Lugo realizó ayer “un exhaustivo reconocimiento de toda la zona” sin localizar a los asaltantes, explicó el subdelegado. A la investigación se sumará un equipo de especialistas del instituto armado desplazado desde Madrid y cuya primera misión es rastrear a fondo el lugar del crimen. La casa permaneció acordonada durante todo el día, ante la curiosidad de los vecinos y el despliegue de medios de comunicación. A las 10,30 de la noche de ayer aún no se habían levantado los cadáveres, ya que proseguía la minuciosa inspección para tratar de reconstruir los hechos. El caso ha quedado en manos del juzgado de Vilalba.
Antecedentes por tráfico de drogas
El doble crimen de Xermade descolocó ayer a todo un municipio rural, situado en el límite entre Lugo y A Coruña, poco acostumbrado a ser noticia y temeroso de que el asalto pueda repetirse. El suceso corrió como la pólvora por los pocos cafés y bares de esta localidad del interior a medio camino entre As Pontes y Vilalba y concentró a los medios de comunicación y a corrillos de vecinos curiosos en las inmediaciones de la casa familiar de Casas Novas, en la parroquia de Burgás.
Junto a la hipótesis oficial del robo comenzó a cobrar fuerza un posible ajuste de cuentas por tráfico de drogas alimentado por los antecedentes delictivos del hijo, cuyo cadáver apareció en la cocina de la vivienda encharcado en sangre.
Eulogio Hermida Rodríguez había nacido en Xermade el 19 de abril de 1960 y hacía un tiempo que había regresado a la casa paterna. En 1995, agentes del Cuerpo Nacional de Policía lo detuvieron en Madrid por un asunto de drogas y pasó un tiempo en prisión acusado de un delito contra la salud pública. En su historial policial también figuran un hurto y un delito contra la seguridad del tráfico por conducir ebrio y drogado en 2000.
En el Mesón O Encontro de Xermade cuentan que sus padres, ya septuagenarios, eran clientes habituales los domingos tras la misa de 12 y durante años despacharon en un puesto de la plaza de Abastos de Ferrol, donde vendían los huevos que producían las gallinas de casa. “Gente buena y tranquila”, resumen los vecinos, pese a los múltiples cuchicheos sobre las posibles causas del extraño asalto.
El alcalde de Xermade, Tomás Rodríguez Arias, del Partido Popular, pidió que no se especule con el crimen y se deje trabajar a la Guardia Civil. Durante todo el día, la policía científica tomó muestras dentro y fuera de la vivienda para tratar de esclarecer un doble crimen excesivamente sanguinario para tratarse de un simple robo en una vivienda modesta de una parroquia perdida.
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