Dos bandas atacan clubes de alterne y abusan brutalmente de las mujeres
La policía investiga el ataque y saqueo en al menos cuatro locales Alguna chica tuvo que ser intervenida quirúrgicamente tras las violaciones
Violentos, armados y muy preparados. Así actúan al menos dos grupos de ladrones que se están dedicando en los últimos meses a asaltar pisos y chalés de la capital y los alrededores en los que se ejerce la prostitución. Los delincuentes, que actúan en general a cara descubierta, emplean hasta un par de horas en sus robos, en los que también abusan sexualmente de las mujeres, con extrema violencia en algunos casos, según han confirmado fuentes policiales. Utilizan armas blancas y alguna pistola para intimidar a sus víctimas, a las que no dudan en maniatar y agredir en caso de que intenten resistirse o huir.
Los dos grupos llevan delinquiendo en la región unos dos meses. Su forma de actuar es siempre la misma. Su objetivo son locales de alterne discretos y que carecen de señalización exterior de la actividad que ejercen. Primero acude uno de los integrantes de la banda, que es el que comprueba si hay porteros y medidas de seguridad. Estas no suelen existir en este tipo de locales, donde los clientes buscan el anonimato y rechazarían cualquier método de grabación, reconocen fuentes del sector.
Tras realizar una primera inspección y controlar los lugares de entrada y las eventuales salidas, acude el grupo al completo unos días después. Actúan con gran violencia y armados para evitar que ningún empleado se les encare. “Siempre acuden a lugares pequeños en los que no hay porteros ni vigilantes. Se trata de locales, en muchos casos, desconocidos para el vecindario”, destaca un empresario afectado.
Los asaltantes registran todas las habitaciones y obligan a las chicas a salir a la entrada. En una ocasión las llevaron prácticamente desnudas a la cocina de uno de los pisos asaltados. Allí las amordazaron y las maniataron. Después fueron sacando a las chicas de una en una y estuvieron abusando sexualmente de ellas. Lo mínimo que sufren las víctimas son tocamientos. A partir de ahí la situación puede degenerar, según los gustos de los atacantes. En al menos una ocasión alguna de las chicas tuvo que ser intervenida quirúrgicamente por la brutalidad que utilizaron los asaltantes en las violaciones, según el relato de un afectado. “Las dejaron en la cocina y luego les hicieron de todo. Las chicas tan solo llevaban sujetadores y tangas”, añade este afectado, que pide mantener el anonimato.
Una vez que han terminado de abusar de las chicas, recorren todas las habitaciones y se apropian de todos los objetos de valor: dinero en efectivo, joyas, ordenadores portátiles. Estos suelen ser numerosos porque cada una de las chicas suele tener el suyo propio. A eso le suman los televisores de los locales y la recaudación. En algunos casos los botines han podido superar, de una sola vez, los 60.000 euros, según uno de los afectados.
Las mujeres han podido identificar el origen de los ladrones a través de sus acentos y al color de su tez. Aseguran que los dos grupos están compuestos por ecuatorianos, dominicanos y colombianos, entre otros.
Hasta la fecha, han cometido al menos cuatro asaltos. En un chalé de Aravaca, abusaron de 18 chicas y les arrebataron todo lo que tenían. También han entrado en un piso de la calle de López de Hoyos. Fue en este robo en el que una de las mujeres tuvo que ser intervenida quirúrgicamente tras la brutalidad del abuso. También han irrumpido en un chalé de la calle de Alfonso XIII (distrito de Chamartín). Otro asalto lo hicieron en la calle del Cardenal Cisneros (Centro), según uno de los afectados.
Ambos grupos, que posiblemente estén interconectados, según la policía, suelen entrar en los clubes pasada la medianoche y suelen quedarse hasta las dos o las tres de la madrugada. Prefieren los días entre semana para que haya más movimiento en las calles y pasen más inadvertidos. “La situación es muy denigrante y las mujeres tardan mucho en recuperarse de las agresiones que sufren. Algunas han sido víctimas de auténticas barbaridades”, destacan fuentes policiales, que están desde hace semanas detrás de los asaltantes.
“Son jóvenes que rondarán los 20 años y que se creen impunes. Conforme van cometiendo más asaltos su violencia va en aumento”, comenta una de las víctimas. El número de locales asaltados puede ser aún mayor, según fuentes policiales, pero el problema es que muchas víctimas y los dueños no quieren denunciar los asaltos dadas las características de los locales y el hecho de que en muchas ocasiones las mujeres están en situación irregular en el país. Esto supondría también poner al descubierto más de una organización que trabaja en el borde de la legalidad o, directamente, la incumple.
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