Alicia en el país de las fotografías
La líder popular buscó ayer durante la sesión parlamentaria una imagen con Mas para plasmar el pacto
Hay días en que la agenda política catalana la marca el vestido que elige la líder del PP, Alicia Sánchez-Camacho. Algún diputado incluso comenta que sabe el tono que usará Sánchez-Camacho en su intervención parlamentaria en función del color que vista. El martes, para anunciar la fumata blanca en los presupuestos, optó por el blanco de la paz. El mismo color que utilizó cuando en julio firmó las cuentas de 2011: chaqueta fucsia y falda de cuero blanca para anunciar el acuerdo (el día 9) y chaqueta blanca y falda oscura tras entrevistarse con Mas (el 22). Y ayer miércoles era su día, una jornada parlamentaria en la que podía destacar que ella marca el compás de la agenda política catalana, apostó por los verdes y morados, que llaman bastante más la atención que el blanco.
Hay diputados que dicen saber el tono de los discursos de la líder popular en función del color de su ropa
Con la sonrisa instalada empezó su discreta lucha en busca de la fotografía. Es el sello que ha rubricado cada uno de los acuerdos que ha suscrito con el Gobierno. La imagen de este pacto, que sirve para aprobar los presupuestos y marca una hoja de ruta económica al Gobierno, era de las importantes. Y Sánchez-Camacho la buscó con ahínco. Primero en su interpelación a Artur Mas. En vez de la habitual pregunta, la líder del PP optó por una petición: que Mas la señalara como la política responsable que facilita el trabajo al Ejecutivo. El presidente se dejó querer: la intervención de Sánchez-Camacho, inusitadamente cordial y cómplice, incluso le arrancó una sonrisa. Al acabar la intervención, Mas y Sánchez-Camacho tenían su primera oportunidad para la fotografía. Pero evitaron todas las miradas. De espaldas el uno al otro, incluso rozándose aunque sin mirarse, aparcaron el saludo para otra ocasión.
No ha sido la foto ideal: Mas tenía cara de pocos amigos cuando la presidenta del PP se ha acercado a él
El momento era la aprobación de los presupuestos, que llegó a las dos de la tarde. Antes, Sánchez-Camacho desayunó con uno de sus colaboradores y se encerró en el despacho a preparar el congreso del PP de Sevilla. En los pasillos fue la reina: ningún paso suyo quedó sin registrar. En las cuentas, Mas logró lo que quería: la abstención del PP. Turno para que Sánchez-Camacho se cobrara su precio fotográfico. Pero el presidente, que ya dijo el lunes que esta parafernalia no le interesaba, se hizo el remolón. La líder popular se le acercó y le dio la mano, un saludo más bien fugaz, ya que a Mas, de repente, le apremiaba encontrar algo muy importante en su escaño. Sánchez-Camacho anduvo dos pasos, se vio frente a las cámaras e insistió, retrocediendo para ponerse otra vez al lado del presidente Mas, que tenía cara de pocos amigos. Fotografía lograda. Quizá no la ideal, pero en cualquier caso la imagen del pacto, con Sánchez-Camacho y Mas de protagonistas.
Sánchez Camacho domina como nadie el arte de encontrar y buscar la imagen. Otros no son tan duchos en esta práctica. Como el primer secretario del PSC, Pere Navarro, cuyas declaraciones en el pasillo –no es diputado- se veían eclipsadas por el paso de la líder del PP con sus cámaras adjuntas. O el diputado no adscrito Joan Laporta, que, aunque prácticamente ni CiU lo ha notado, ha votado a favor de los presupuestos. Lejos de las cámaras, el atento consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, lo agasajó con un saludo. Nada más lejos del protagonismo de Sánchez-Camacho. En el país de las fotografías, Alicia es la reina.
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