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Sobrevivir a Groenlandia

Escribió, con solo 13 años, uno de los himnos de la movida. Ahora, con 47 y una sólida carrera fuera de los focos, vuelve a los escenarios con un nuevo disco

El músico de la 'movida' Bernardo Bonezzi.
El músico de la 'movida' Bernardo Bonezzi.CLAUDIO ÁLVAREZ

A Bernardo Bonezzi le molesta la expresión One hit wonder, esa que se aplica a los cantantes que han tenido un sólo éxito y con la que algunos definen su larga carrera. Es cierto que Groenlandia, la canción que compuso cuando tenía ¡13 años! con su grupo Los Zombies, es imprescindible en cualquier reportaje sobre la movida. Aunque para ajustarnos a la realidad, al hablar de la carrera este madrileño de 47 años habría que hacerlo como two (o three o four) hit wonder. A saber: Bonezzi es el autor de la sintonía de la serie Farmacia de guardia y poseedor de un Goya por la música de la película Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yanes. Pero mirando las paredes de su luminoso piso en Plaza de España —una planta 14 desde donde se ve la sierra de Madrid— es fácil adivinar que hay muchas más cosas que contar.

Detengámonos en algunos detalles. En una estantería, junto al cabezón de Goya, hay unas fotos interesantes: en la primera vemos a Bonezzi, a Carlos Berlanga y a Ariel Rot junto a Andy Warhol, en 1983. “Vino a España a vender sus cuadros”, recuerda Bonezzi. “Te hacía una foto y te fabricaba un cuadro por sólo cuatro millones de pesetas. Menuda fiesta. Allí nos mezclamos los modernos de Madrid con la alta sociedad. Una alta sociedad de verdad, no como la de ahora”. En otra foto vemos al protagonista de esta historia saludando al rey Juan Carlos. En otra, al príncipe Felipe. “Las tengo todas. Con el Rey, con el príncipe... y la princesa", dice, refiriéndose a Warhol.

Bonezzi es historia viva del pop rock español. Y tiene un humor fino. De ello da fe su nuevo disco La esencia de la ciencia, con el que volverá a subirse a un escenario tras 30 años. “Me interesa mucho la relación entre el arte y la ciencia”, cuenta el compositor para explicar el nombre del disco. “En estos tiempos donde no hay nada a lo que agarrarse, lo único que nos queda es la ciencia. Tanto el arte como la ciencia surgen de un principio básico que es la contemplación del mundo en el que vivimos y la intención de darle una explicación. Y como dice Aldous Huxley, en su libro Mono y esencia, la ciencia está en la concupiscencia. El apetito desordenado de placeres deshonestos, según la iglesia”.

El disco, con toques ochenteros y cinematográficos —dos cosas de las que Bonezzi sabe mucho—, empieza con una frase preocupante. “Estoy solo, no tengo amigos con los que jugar”, canta en Como un espejo. “Yo estoy mejor de lo que se dice en el disco”, precisa, “pero la canción surge tras la muerte de Sigfrido Martín Begué [fallecido en 2010]. Es cierto que me sentí solo porque era uno de mis mejores amigos”.

Regreso de los escenarios

Con su nuevo disco, La esencia de la ciencia (Satélite K), Bernardo Bonezzi vuelve a los escenarios treinta años después. El próximo miércoles actúa en la Fnac de Callao y el 13 de abril estará en la sala Caracol, donde ofrecerá un repaso a las canciones de su larga carrera.

Ha estado más de 20 años fuera, digamos, de la primera línea, alejado de los focos. Tras dejar a los Zombies, Bernardo hizo cerca de cuarenta bandas sonoras para televisión y cine. De Almodóvar a Enrique Urbizu. Ahora vuelve, aunque muchos todavía tengan en la cabeza a aquel adolescente de 13 años, que bailaba moderno y al que llamaban “el Mozart del pop español” por empezar a tocar la guitarra con seis años y a escuchar discos de Bowie —ojo, en 1972— con ocho años gracias a su padre, que trabajaba en una empresa italiana.

Bonezzi fue precoz hasta en tener casa propia, un apartamento de sus padres en la planta 14 en el edificio de las Torres Blancas, junto al Rock Ola. “Eso sí que me da cierta nostalgia. Allí nos reuníamos un grupo de amigos: Carlos Berlanga, que ya no está, Sigfrido Martín Begué, que tampoco. También Pedro Almodóvar y Fabio McNamara. Nos reíamos, hablábamos, y rodábamos cosas con una de las primerísimas cámaras de vídeo”.

Bernardo se pone serio cuando habla de Groenlandia. “Mantengo una lucha con las diferentes compañías discográficas sobre las que ha recaído la propiedad del master original, me gustaría hacer una edición remasterizada de la canción. Pero no es fácil”. Aunque aquel tema le ha dado muchas alegrías, incluso económicas. “No recuerdo cómo ni cuándo la compuse. No siento nostalgia del pasado y para sentirme vivo necesito pensar que lo mejor de mi vida está por llegar. Ahora estoy disfrutando muchísimo, porque lo que más he echado de menos es tocar en directo con otra gente”, dice. Lo hará el miércoles que viene, 15 de febrero, en la Fnac de Callao y el 13 de abril en la sala Caracol, donde repasará toda su carrera 30 años después. Incluida, claro, Groenlandia. ¿Cómo suena la canción en el año 2012? “No cambia demasiado”, asegura. “No suena nada mal”.

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