PSE-EE y PNV, al cuerpo a cuerpo
Los dos partidos se enzarzan en una agria polémica con descalificaciones mutuas, punto de partida de la pelea que seguirá hasta final de legislatura
Iñigo Urkullu ha prendido la mecha al entender, quizá sin proponérselo intencionadamente, que Euskadi está en “quiebra”. En tamaña descalificación no le acompaña nadie, incluso su compañero de partido Joseba Egibar le desmintió el pasado sábado. Sin embargo, ha sembrado el terreno para que se instale el debate sobre la auténtica realidad de las cuentas vascas y la cuota de responsabilidad del Gobierno de Patxi López. En paralelo ha agudizado las tensiones con los socialistas.
El cuerpo a cuerpo entre PNV y PSE-EE ya es un hecho. Ayer mismo, Iñigo Urkullu, de un lado, y José Antonio Pastor junto a Rodolfo Ares, de otro, escenificaron una nueva entrega de una agria polémica rodeada de descalificaciones mutuas, posiblemente como seña de identidad de la pugna entre ambos partidos hasta el final de esta legislatura. Todo ello, en vísperas de que mañana el lehendakari, Patxi López, aproveche en la Cámara de Vitoria la benevolente pregunta de su grupo parlamentario sobre la situación económica para azuzar con intención este enfrentamiento.
Ares responde por carta “a algunas de las manipulaciones” del líder ‘jeltzale’
Hay mucho cabreo en el Gobierno y en el PSE-EE por la actitud de Urkullu. Creen que ha sido “desleal” y que no ha actuado “como un hombre de país, sino como un hombre de partido”, guiado por intereses electorales. En el caso de Rodolfo Ares, consejero de Interior y en este caso en función de coordinador del Gobierno, el malestar se multiplica porque es parte aludida en el origen de este abierto malentendido. De su puño y letra escribió ayer que “Urkullu manipula y desprestigia el nombre de Euskadi para su beneficio partidario”. Y por si fuera poco, añadió: “Urkullu ha convertido el cotilleo y la maledicencia en uno de los ejes de su acción política”.
Ares, como le ocurre al propio lehendakari, está quemado porque “llueve sobre mojado”, según dice, en la actitud de Urkullu cada vez que el Gobierno vasco habla con él sobre asuntos de país. Con ocasión de la ronda de contactos de López con los partidos, agentes sociales y exlehendakaris, Urkullu dijo que había recibido una oferta de colaboración del presidente del Gobierno vasco que causó evidente sorpresa. Ares, que también fue mencionado entonces, nunca se cansó de repetir que la versión del PNV “era falsa”. Ahora, el consejero de Interior ha desvelado sus conversaciones con Urkullu para dar respuesta, dice, “a algunas de sus manipulaciones”.
En esencia, según Ares, fue Urkullu quien le propuso abrir caminos de entendimientos entre PNV y Gobierno vasco. Además, el presidente del EBB se comprometió a dar respuesta a la toma de medidas frente a la caída de las recaudaciones en Gobierno y Diputaciones.
Pese a la lluvia de críticas socialistas y a la intervención con datos del consejero vasco de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, que ayer lo volvió a recordar en Madrid, Urkullu sigue instalado en su tesis. A su juicio, no tiene “nada que rectificar” y, de hecho, emplaza a este consejero a que explique “el estado real” de sus cuentas porque “todavía a día de hoy no se nos ha explicado” ya que, añade, no le “valen" los “artificios contables”. Por si fuera poco, y tras negar que usara la palabra “quiebra”, dijo en Radio Euskadi que ha sido “muy prudente” en sus estimaciones sobre el déficit y cuestiona por qué “se viene al PNV a pedir ayuda” si “las cuentas son satisfactorias”.
Desde el lado contrario, Ares afirma que “la crisis económica que estamos padeciendo está afectando a nuestras familias y empresas, pero, en todo caso, somos una administración solvente, que está haciendo un gran esfuerzo por mantener los servicios y las políticas públicas”.
Urkullu, en línea con la información de este periódico el pasado sábado, reiteró ayer que el Gobierno vasco no sólo le llamó, sino que hubo “conversaciones físicas cara a cara” con el consejero de Interior, Rodolfo Ares, que le planteó que “la situación del Gobierno vasco es delicada, hablamos de plazos temporales y se plantea si el PNV podría hacer un esfuerzo por analizar y sopesar determinadas medidas para incrementar la recaudación”. Entre ellas, se abordó la cuestión del denominado céntimo sanitario. Ares también confirma que en el 30º aniversario de la primera promoción de la Ertzaintza, siguió hablando con Urkullu, con Antonio Basagoiti y José Antonio Pastor como testigos, pero nunca con “una llamada angustiosa” de por medio.
Precisamente Pastor, portavoz del PSE-EE, terció ayer en la polémica para afirmar que Urkullu “solo es patriota de su partido, no del país” y le acusó de “poner en riesgo” a Euskadi ante los mercados financieros. En una entrevista en ETB, Pastor reclamó a Urkullu que “reconozca que metió la pata” cuando respondió que “sí” a la pregunta de si veía al Gobierno vasco en riesgo de quiebra inminente. Para ahondar en la herida, recuperó una descalificación que quizá vuelve a utilizar más de una voz socialista: “Urkullu no tiene palabra de vasco”. Con todo, esta sucesión de improperios puede ser apenas un pequeño ensayo de los dardos que se cruzarán mañana durante el pleno de control previsto en el Parlamento por idénticos motivos.
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