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Lenacay: hay vida tras el éxito

Ramón Giménez, Panko y Xavi Turull olvidan la mítica banda barcelonesa Ojos de Brujo embarcándose en su nuevo proyecto de fusión musical

La nueva formación Lenacay rodando un videoclip.
La nueva formación Lenacay rodando un videoclip.PEPE GÓMEZ

No es difícil escribir una historia, es más complicado seguir escribiendo una vez olvidada la primera. No, no es un haiku, ni una frase célebre, ni el reverso de una galleta de la fortuna, es la constatación de cuanto han tenido que superar los tres miembros centrales de Lenacay para volver a escribir canciones. Lenacay no suena a nada, pero han vuelto al tajo con la intención de no ser nunca más tres excomponentes de Ojos de Brujo, grupo que está acabando como el rosario de la aurora, con juicios de por medio a propósito de un supuesto uso indebido por parte de alguno de sus miembros del nombre que convirtió a la banda en referencia central de los sonidos de fusión que dieron una de sus cartas de naturaleza a Barcelona. Pero la vida sigue.

Y nunca mejor dicho, pues Lenacay es una palabra que en caló significa algo así como observar el curso de la vida, al mezclar la idea del curso de la vida, len, con mirada, acai. Y Lenacay son Ramón Giménez, el gitano que siempre quiso estirar el flamenco más allá de sus límites; Panko, el disc-jockey que no quiso limitarse a pinchar discos, y Xavi Turull, el percusionista de cuatro manos. Reclutando nuevos miembros, entre ellos la voz femenina de Paula Domínguez, la guitarra de Eduardo Cortés, el baile de su hermana Yolanda —ambos hijos de La Tani y el bajo del madrileño Charly Cuevas—, a quien Ramón conoció en Youtube, Lenacay comenzó a andar públicamente citando a amigos e informadores a escuchar su primer disco, de título Ryma, algo así como un híbrido entre compenetración y adaptación.

La cita tuvo lugar en los estudios Feelback, en el Poblenou, cerca de Razzmatazz. Ramón hizo de introductor y explicó lo que se intuía, que el último año lo ha pasado fatal, que su estado anímico fue casi peor que el económico y que tuvo que echar redaños al asunto para ver luz al final del túnel. Debió de ser, de verdad, muy duro el final de Ojos de Brujo, una banda que derivó de familia asamblearia a empresa de complicada gestión que acabó embarrancando entre reproches. Pero esto ya forma parte del pasado y ahora tocaba escuchar las nuevas canciones, iniciadas por Panko y él, y a las que luego se sumó Xavi Turull. Once composiciones en las que se retuercen soleás, martinetes, tarantos y granaínas entreveradas con electrónica, el palo que siempre ha unido a Ramón y Panko. Cada canción fue explicada sin esconder nunca lo inevitable: que el poso del grupo anterior palpita en algunas composiciones. La más evidente, la que será primer sencillo del disco, una rumbita titulada Cielo azul en la que destaca la voz de Paula.

Debió de ser muy duro el final de Ojos de Brujo, una banda que derivó de familia asamblearia a empresa de complicada gestión

Donde, sin embargo, se establece una frontera entre este y el anterior proyecto de Ramón, Panko y Xavi es en la presencia de dos temas en inglés. Uno, If I let you, se acerca a una especie de rhythm and blues aflamencado, y el otro, Seven days, fue definido por Ramón como “una rumba pasada por Miami”. En la parte más emotiva, una composición en la que canta Gabriel, el marido de La Tani, gitano viejo de voz antigua que interpreta un martinete con palmas por bulerías y un ritmo disparado a 126 pulsos por minuto. Para que no se olvide de dónde vienen, en el disco se incluye una canción que iba a incluirse en Vengue, el primer disco de Ojos de Brujo: una rumbita compuesta por Panko, con el título de Walking on the Ramblas, que pese a su título no está cantada en inglés, sino en el spanglish con el que los trileros despluman a los turistas más ingenuos en el célebre paseo barcelonés que une el centro con el mar. El día 6 de marzo, estas 11 piezas verán las luz distribuidas por Satélite K. La historia abre otro capítulo escrito con la mirada puesta en el futuro.

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