Derrota por partida doble
El resultado no ha podido ser peor para el PSOE andaluz
Cuando el PSOE optó por Sevilla para celebrar el congreso federal que debía elegir al nuevo secretario general, uno de los objetivos era dar un impulso a la candidatura de José Antonio Griñán a la presidencia de la Junta en las elecciones autonómicas del 25 de marzo. Pero una cosa es el objetivo y otra el resultado, y este no ha podido ser peor para el PSOE andaluz. Griñán no solo no sale reforzado del cónclave, sino que sale debilitado por partida doble. Primero, porque él es uno de los rostros más significados de la derrota de Carme Chacón, a la que en los últimos días ha apoyado sin disimulo, con pronunciamientos explícitos de su círculo de confianza, pese al compromiso de “neutralidad activa”. Y segundo, porque el PSOE andaluz es ahora un partido mucho más dividido que hace dos meses.
A partir de hoy, todos los dirigentes socialistas (federales, regionales y provinciales) escenificarán un cierre de filas que llegará hasta el 25 de marzo, fecha en la que se reabrirán todas las heridas que ahora se van a parchear si se cumple el pronóstico que apuntan las encuestas: una victoria del PP en Andalucía. Si esto es así, el 26 de marzo empezará la verdadera guerra (lo de ahora serán solo escaramuzas) que se está librando en el socialismo andaluz.
Un primer indicio de futuro para esta guerra que se adivina será la composición de la ejecutiva federal que hoy anuncie Rubalcaba y el peso que tengan los andaluces (¡sobre todo qué andaluces!) en su equipo. La intención de Griñán de tener personas de su confianza en algún puesto clave en Ferraz está por ver y es probable que tenga que asumir que dirigentes de los que se ha distanciado de forma evidente en los últimos años, como Manuel Chaves y Gaspar Zarrías, conserven puestos relevantes. O que se dé entrada a otros que, como Micaela Navarro, han apoyado al nuevo secretario general y que puede perfilarse como uno de esos indicios de futuro para lo que hoy es el puzle del PSOE andaluz.
La victoria de Rubalcaba, además, va a condicionar de forma decisiva los pasos que la dirección regional del PSOE tenía previsto dar en las próximas semanas. Del plan a va a tener que pasar al plan b, en caso de que este existiera. El primer paso va a ser la elaboración de las listas electorales para el 25-M, que será un suplicio no solo porque va a haber menos escaños a repartir, sino porque habrá que tener en cuenta los diferentes bandos que se han formado. Quienes han apoyado a Rubalcaba reclamarán su cuota y si no lo obtienen solo tendrán que marcar un teléfono con prefijo de Madrid. El segundo, la confección de la campaña electoral con el tándem Rubalcaba-Griñán que el segundo no quería.
A la vista del resultado del congreso, en el PSOE andaluz se estarán preguntando si no hubiera sido mejor mantener de verdad “la neutralidad activa”.
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