Arte entre andamios
Luis Gordillo, Abraham Lacalle, Miki Leal y Parrilla exponen en Sevilla antes de remozar la sala
En 1988, cuando las vacas estaban gordas, el pintor estadounidense Julian Schnabel realizó en Sevilla su primera exposición individual en España. El entonces enfant terrible de la escena neoyorquina pensó que los escombros del semiderruido Cuartel del Carmen enmarcarían a la perfección sus enormes lienzos. La historia se repite ahora, época de vacas escuálidas, porque exponer entre cascotes se ha convertido en costumbre avalada por la práctica de las grandes citas internacionales. Así que la ocurrencia de Arte en obras, que se inauguró ayer en Sevilla, no tiene nada que ver con la crisis, dicen sus organizadores.
Luis Gordillo (1934), como cabeza de cartel, junto a Fernando Parrilla (1957), Abraham Lacalle (1962) y Miki Leal (1974) han colgado sus obras en la primera planta del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS), en la calle Madre de Dios, 1, un espacio desmantelado en espera de convertirse en sala de exposiciones.
La muestra reúne a tres generaciones de artistas sevillanos influenciados por Gordillo
La muestra, que podrá verse hasta el 29 de febrero, reúne a tres generaciones de artistas sevillanos —Lacalle es almeriense pero se ha formado y trabaja en la capital andaluza— cuya producción está influenciada por la obra del también sevillano Luis Gordillo, una de las fuentes de la que ha bebido toda la pintura española desde los años setenta.
Luis Gordillo presenta ocho monotipos —impresión única— de la serie Vinagre & Miel (2008). “Estuve trabajando durante dos años con el serígrafo y grabador Erik Kirksaether e hice una serie de 12 serigrafías para una exposición en La Caja Negra y unos 200 monotipos, de los que he seleccionado los que se presentan en esta muestra”, comentó ayer Gordillo, contento ante el aspecto de la sala presidida por grandes andamios que servían para sujetar la iluminación. Entre los monotipos, poblados por complicadas formas, el artista destacó una pieza: “Mi querida hormiga, es la cabeza del insecto de una foto que cogí de la prensa y de la que he hecho muchas versiones. Me gusta porque parece un marciano y me recuerda a algunos de mis retratos”, apunta Gordillo quien el pasado miércoles recibió el Premio Nacional de Arte Gráfico. “La verdad es que llevo ya tantos premios que a lo bueno se acostumbra uno”, bromeaba el pintor, que dice estar muy ilusionado con la exposición en Calcografía Nacional que conlleva el galardón.
El hecho de ser pintores justifica el que estemos todos juntos Abraham Lacalle, artista
Los cuatro artistas meditaban ayer, poco antes de la inauguración de la muestra, sobre los puntos en común de su obra y llegaron a la conclusión que lo que más les une es el hecho de usar la pintura como medio de expresión. “Pintar es ya un estilo, da igual si tienes muchos puntos en común o no porque el hecho de ser pintores justifica el que estemos todos juntos”, aseguró Abraham Lacalle quien presenta diez acuarelas sobre papel de series como Ruidos y El bosque fechados en 2009 y 2010.
“Frente a la gran vanguardia, que no quieren oír hablar de la pintura, los pintores somos un género. La inmensa mayoría de los otros artistas nos mira por encima del hombro”, asegura Gordillo. “En citas como la Documenta de Kassel o la Bienal de Venecia nunca hay pintura, pero si vas a las ferias de arte como la de Basilea o Arco sí que la hay porque sigue siendo un valor seguro”, añade.
Los monotipos de Gordillo comparten espacio con los trabajos de Fernando Parrilla: ocho lienzos en técnica mixta y una serie, El sueño de la Aurora, con seis obras en técnica mixta sobre papel. “La exposición es fruto de la ilusión de los cuatro por estar juntos. Conozco a Miki desde que él estudiaba Bellas Artes e iba mucho por mi estudio. Con Abraham me sorprendió el que ambos tuviéramos la misma paleta de colores, muy agresivos, aunque las formas que usamos son completamente diferentes. Y, por supuesto, Gordillo es alguien a quien todos admiramos”, comenta Parrilla sobre el génesis de la muestra en la que él mismo intervino.
Miki Leal, el más joven de la colectiva, aprovecha más que ninguno el aspecto descarnado del espacio y ha colocado sobre la desconchada pared cuatro acuarelas sobre papel de grandes dimensiones. “Parece que la obra estuviera hecha aquí mismo”, comenta Leal, quien también firma 18 dibujos de lápices de colores desde los que, como flashes, presenta arquitecturas, referencias cinematográficas y algunas otras de sus obsesiones bajo el título de Plan air.
Las salas que acogen las 33 piezas de Arte en obras se convertirán el año próximo en el espacio expositivo del CICUS. “La rehabilitación está en fase de proyecto y creo que en verano empezarán las obras. Quedarán dos salas independientes que, en caso de necesidad, se podrán convertir en una e, incluso, utilizar el espacio de la galería”, explicó Concepción Fernández, directora del CICUS.
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