Preocupación
Si el Gobierno de Rajoy está preocupado por las cuentas andaluzas, podría abonar los 2.000 millones que se le adeudan entre una partida y otra
Resulta conmovedor comprobar el grado de preocupación del Gobierno central con las cuentas de la Junta. Mientras que Rajoy, desde que llegó a La Moncloa, no ha hecho más que auxiliar a comunidades gobernadas por el PP que se encuentran en una auténtica quiebra financiera —como ha ocurrido con Valencia—, aquí tenemos que confortarnos con la especial sensibilidad hacia Andalucía que demuestran en dicho Ejecutivo cada viernes, tras el Consejo de Ministros, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristóbal Montoro y hasta Dolores de Cospedal; todos son pocos para mostrarnos su inquietud.
Extraordinaria disponibilidad, en fin, para con esta tierra, que bien se podría corresponder con anuncios esta misma semana. Basta con que la esperada reunión que mantendrá el ministro de Hacienda con Carmen Martínez Aguayo y Antonio Ávila se salde con acuerdos mínimos, por ejemplo, en relación al pago de las importantes cantidades que se adeudan a Andalucía. Un buen pellizco de más de 2.000 millones entre unas partidas y otras. De conseguirse, sin duda, se aliviaría notablemente el déficit de la comunidad, aspecto este que tanto inquieta a nuestros gobernantes.
Puestos a pedir, quién sabe si en este afán de contentar a los andaluces, y con la vista puesta en el 25-M, aparece otro ministro, el de Defensa, Pedro Morenés, anunciando ese mismo día que el Gobierno pone en marcha la segunda fase de construcción de los BAM, avanzados buques de guerra que se construyen en la factoría de Navantia de San Fernando (Cádiz). Sus trabajadores reclaman nuevos pedidos para la Armada española y garantizar la actividad en la ya de por sí muy castigada industrialmente bahía gaditana.
Es la buena noticia que todos están esperando, hasta el punto de que, de materializarse, la ceremonia de entrega de una de estas naves ya terminada, prevista para este mismo miércoles, se podría convertir en toda una fiesta antes que en un acto marcado por la protesta de los trabajadores del astillero isleño.
Siempre los ministros recién llegados se estrenan con nuevos contratos. Esperemos que se cumpla la tradición. Sería, además, una espléndida ocasión para el lucimiento de Javier Arenas, quien podría aparecer asociado a soluciones de problemas, como ya ocurriera con el encuentro de Arias Cañete y los pescadores de Barbate, que tanto exasperó a las autoridades andaluzas. Les dejaron fuera de la foto en lo que consideraron un flagrante acto de deslealtad institucional, constituyendo así un episodio que no va a ser el único a partir de ahora.
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