_
_
_
_
_
EL INCIERTO FUTURO DEL NACIONALISMO

El BNG llega partido en dos a su crucial asamblea

Todas las corrientes se conjuran para evitar la escisión pese a las fuertes diferencias

Lo que se juega el BNG en esta asamblea es si “arre ou xo”. Así de gráficamente se expresaba ayer Xosé Manuel Beiras, que a sus 75 años y tras llevar a la organización a las cotas más elevadas de apoyo electoral, reaparece como candidato a la portavocía nacional. Su pacto con Máis Galiza, la corriente que encabeza el portavoz parlamentario Carlos Aymerich y que optará a la candidatura a la Xunta, ha constituido la gran sorpresa de los movimientos previos al cónclave congresual que los nacionalistas celebran hoy y mañana en Santiago. La candidatura conjunta intentará arrebatar el contro a la Unión do Povo Galego (UPG).

Justo en el año en que se cumplen tres décadas de la fundación, en el pabellón coruñés de Riazor, de la estructura organizativa que inició la unificación del nacionalismo de izquierdas, el Bloque alcanza un punto crítico. Los reproches personalizados, las disensiones organizativas, las diferencias estratégicas o incluso las veladas amenazas de escisión han saltado a la arena pública con una virulencia poco frecuente. Ayer, sin embargo, todos se esforzaban en conjurar la posibilidad de una desbandada colectiva. “No está en discusión que el BNG vaya a seguir unido”, aseguró Aymerich, “sino elegir entre un camino de mayor apoyo social o quedarse en el 10%”.

Frente a ese discurso, que habla de “abrirse a la sociedad” y que el diputado repitió ayer en un hotel compostelano acompañado, entre otros, de Beiras, los alcaldes de Teo —Martiño Noriega— o Tomiño —Sandra González— o históricos como Camilo Nogueira o Xesús Veiga, la Alternativa pola Unidade desplegó, también ayer y también en un hotel compostelano, su receta para organización y sociedad. “Apostamos por un perfil claro de fuerza nacionalista y de izquierdas, imbricada en la base de la sociedad”, resumió Francisco Jorquera, a quien la corriente nucleada por la UPG ha propuesto como número uno para alcanzar San Caetano.

Al lado de Jorquera, los rostros más conocidos de la lista: la escritora Teresa Moure, las diputadas Carme Adán y Ana Pontón, los alcades de Allariz —Francisco García— y Pontevedra —Miguel Anxo Fernández Lores— o Francisco Rodríguez. “Queremos tender puentes y defendemos un BNG plural”, expresó Guillerme Vázquez, que busca revalidar su puesto de portavoz nacional, “y tenemos el mejor proyecto para el Bloque y para Galicia”. No olvidó las advertencias, diluidas, pero adevertencias: “Solo se pueden tender puentes desde el respeto a los compañeros; en la ApU somos personas con virtudes y defectos, pero nadie puede negar nuestro compromiso, hoy y ayer, con el BNG”. De fondo resonaban, algunas de las incendiarias declaraciones de Xosé Manuel Beiras a lo largo de los últimos meses.

"Debemos abandonar la vía autonomista"

La tercera de las candidaturas que optan a ocupar asientos en el Consello Nacional del Bloque se llama Movemento Galego ao Socialismo (MGS). La lidera Rafa Villar (Cee, 1968), escritor, sindicalista y portavoz, en su día, de Nunca Máis. “Es fundamental que el BNG afronte seriamente la necesidad de una organización más social”, explica con el léxico tal vez más izquierdista de las corrientes en liza, “entendemos el trabajo institucional, bien en el gobierno, bien en la oposición, pero en este momento histórico debemos cambiar aspectos de la línea política”.

La lista, con una edad media de 33 años, no solo propone un giro a la izquierda, sino también “más soberanismo”. “El BNG debe dar por acabada la vía estatutaria y el autonomismo”, considera, “está agotado, como demuestran los casos vasco y catalán. En Galicia ni se ha iniciado”. Para los miembros del MGS este, y no uno sobre nombres y puestos de poder en la organización, es el debate que los nacionalistas deberían acometer hoy y mañana. “Es el debate que no se quiso dar a fondo en 2009”, añade, “cuando las corrientes mayoritarias acabaron pactando la tesis política”. Sobre si ocurrirá, se muestra escéptico.

Villar insiste en que el nacionalismo tiene que discutir de ideas y proyectos, no de personas. Y para ello evita responder a la habitual acusación interna al MGS: la de ser una “marca blanca” de la UPG. La fracción nació como escisión por la izquierda del partido de Francisco Rodríguez, pero según su líder coinciden y discrepan con todos los sectores del Bloque. Y para el día siguiente a la asamblea solo asumen un escenario: “Aceptar el dictamen democrático de la militancia y trabajar solidaria y mancomunadamente, porque los retos están fuera: la ofensiva del capital y de la recentralización”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_