“Llevo 21 años de interina y me tiran a la calle en junio”
Decenas de interinos de Educación se quejan en la protesta de que en verano se quedarán sin trabajo por el real decreto que ha aprobado el Consell
Carmen tiene 48 años y es profesora de Primaria en Torrent. Cobra unos 1.500 euros mensuales y le dieron un bocado a su sueldo el pasado mayo. Lleva 21 años de interina, sin plaza, y el 30 de junio la despedirán por arte y gracia del real decreto de recortes aprobado por el Consell a principios de año. “Estoy indignada. Llevo dos décadas de profesora, cada año en un sitio, y me voy a la calle el 30 de junio”, denuncia. El despido le llega a esta docente en el peor momento de su vida. Su marido, a su vera, está en el paro y el único sueldo que entra en casa es el de ella. “Somos cuatro en mi casa y tengo una hipoteca que pagar. Quiero trabajar, quiero cotizar y quiero cobrar”, exige desesperada. Otra decena de interinos correrán la misma suerte que Carmen.
I. M., de 54 años, es profesora y jefa de estudios de un colegio de Valencia. Lleva 32 años al pie del cañón. “Estoy aquí [en la protesta] porque me rebajaron un 5% en mayo y ahora otro 6%. Me quitan el 50% de sexenios y eso se traduce en 400 euros menos al mes. Además, está la subida del IRPF...”, cuenta convencida de que tras las elecciones andaluzas habrá nuevos recortes. ¿Consecuencias? Muchas. “Iba a cambiarme el coche, que tiene 18 años, pero ya no. Con esta incertidumbre, no”. Se quitará viajes, recortará en comida..., todo lo que sea necesario antes de quitarle a su hija, que sufre una pequeña minusvalía, el apoyo que necesita. Por si fuera poco, desde septiembre del año pasado compra de su bolsillo las libretas y los bolis con que realiza su trabajo.
"Es más la dignidad profesional
Unos metros más adelante, el colectivo de sanitarios hace igual o más ruido que los docentes. Son los más afectados por el tijeretazo. M. C., de 38 años, es una enfermera interina del Hospital Clínico de Valencia. Lleva 15 años de enfermera y ya era auxiliar con 17 años. Media vida en la función pública. “Es una bestialidad”, exclama. Primero le quitaron 160 euros y el nuevo recorte le supondrá la pérdida mensual de otros 200. “He montado mi vida de acuerdo al sueldo que cobramos mi marido y yo. Tengo que pagar mi casa y ahora ¿qué?”, pregunta. Si le recortan, ella recortará. Se borrará de su falla y si antes acostumbraba a comprar en los comercios de su pueblo en L’Horta Nord, ahora irá a Carrefour.
Francisco Martínez, bombero de Alicante, no ha calculado como le afectará a su bolsillo pero los recortes aprobados por la Generalitat pero asegura ellos son “solidarios” con los servicios públicos. Tiene claro que “todos saldremos perdiendo” y en su caso particular ya es consciente de que perderá antigüedad laboral, un plan de pensiones y no habrá más convocatorias públicas, informa Ezequiel Moltó.
Alberto, profesor del colegio Isabel Ferrer de Castellón, se queja de la situación. “Nos reducen el sueldo y nos suben la cotización. Tenía que pedir un sexenio que ahora no me darán. En definitiva, voy a perder unos 150 euros pero lo que se te cae por los suelos es más la dignidad profesional que lo salarial. No es ético”, informa Lorena Ortega.
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