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El Colón echa el cierre

La Diputación coruñesa estudia compartir la gestión del histórico teatro coruñés, clausurado tras la renuncia de la caja a mantenerlo

El Teatro Colón, el día de su inauguración tras su rehabilitación.
El Teatro Colón, el día de su inauguración tras su rehabilitación.GABRIEL TIZÓN

Al son del cantante Loquillo, se bajó anoche el telón del emblemático Teatro Colón de A Coruña. Y nadie sabe cuándo volverá a levantarse. La Diputación Provincial, dueña de este destacado espacio cultural del corazón de la ciudad, lleva ya varias semanas “trabajando en buscar la mejor opción” para sustituir a la Fundación Novacaixagalicia, que tras cinco años de concesión, declinó seguir con la gestión del teatro. Varias empresas privadas estarían interesadas en optar al concurso que probablemente acabará por convocar el organismo provincial. Su presidente, Diego Calvo (PP), tampoco descarta “un modelo mixto” en el que también participe la Diputación. Incluso el Ayuntamiento coruñés, y pese a tener espacios similares muy próximos como el Teatro Rosalía de Castro se ofreció a hacerse cargo siempre y cuando no tenga que aportar un céntimo, precisó.

“Probablemente la salida esté en una tercera vía en la que habría que contar con recursos de la Diputación pero también externos”, indicó Calvo. Pero se niega a hablar de plazos, ni dar más detalles de esas “opciones” que dice que ha estudiado a fondo. “Lo importante es garantizar una programación de calidad y estable para los próximos años”, repite invariablemente el presidente provincial. Pero advierte que no quiere oír hablar de renunciar a un escenario con gran arraigo en A Coruña. “La palabra cierre no se mencionará y no se contempla en la más remota de las posibilidades en las que estamos trabajando”, afirmó tajante Diego Calvo.

Y eso que califica de “irresponsabilidad” pensar que en el actual contexto de crisis se pueda repetir o incluso aproximar a la fórmula de gestión ideada en 2006, cuando en un concurso abierto al que solo optaron las entonces dos cajas de ahorro gallegas, se llevó el contrato la coruñesa Caixa Galicia con una oferta sustancialmente mayor a la de su competidora viguesa: 82,7 millones de euros en cinco años para encargarse del teatro y promover acciones socioculturales en los 94 municipios de la provincia. En la busca de alternativas, también pesará la liquidación de cuentas aún por hacer con la Fundación Novacaixagalicia cuando entregue el inmueble. No sé sabe si cumplió sus expectativas de gastos e ingresos, cifrados estos últimos en 7,04 millones en cinco años, menos de la mitad de los 15,4 millones que la entidad calculaba de coste de gestión en ese lustro.

El emblemático teatro, concebido a la italiana para todo tipo de espectáculos escénicos y también proyecciones de cine, siempre supuso un quebradero de cabeza para la Diputación coruñesa desde que lo adquirió, por 343 millones de euros, a mediados de la década de los 90 cuando era presidente Augusto César Lendoiro. Inaugurado en 1948 en un lugar preferente del centro de la ciudad, a la entrada de los Jardines de Méndez Núñez, fue promovido por Emilio Rey Romero, empresario de espectáculos y presidente del consejo de administración de La Voz de Galicia. En los años 80, la familia propietaria quiso deshacerse de él y forzó su venta al patrimonio público. El periódico con sede en A Coruña incluso desató una campaña contra el primer presidente democrático de la Diputación, Enrique Marfany, por su reticencia a adquirir el teatro con dinero público.

El hoy presidente del Dépor, que estuvo al frente del organismo provincial de 1995 a 1999, siempre se vanaglorió de haber ejecutado la compra del Colón. Aunque no sin quejarse de que fuese el socialista Salvador Fernández Moreda quien finalmente, en su segundo mandato como presidente provincial (de 2003 a junio del pasado año) el que lo inaugurase. Casi 12 millones de euros y cuatro años costó a las arcas de la Diputación remozar y dotar de las últimas tecnologías, aun preservando su configuración a la antigua, un teatro que carecía de proyecto cultural y contenido. Fue entonces cuando, por concurso, se entregó la gestión a la caja, que tomó la polémica decisión de inscribir en letras enormes en la fachada principal del inmueble el nombre de la entidad financiera. El Colón sigue en busca de nuevos gestores.

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