Una sentencia ratifica que no se permita el relleno de la mina de Bodovalle

La empresa Abra Industrial no podrá alterar el paisaje de la corta de la mina de Bodovalle, en Abanto y Ciérvana, declarada conjunto monumental por el Gobierno vasco a finales del pasado año por constituir “un paisaje cultural de primer orden” para comprender el proceso de industrialización en “la zona minera por excelencia del País Vasco”. Una sentencia de un juzgado de lo contencioso administrativo de Bilbao ha desestimado el recurso presentado contra el acuerdo municipal que en marzo de 2010 denegó la licencia urbanística para llevar a cabo el relleno de la zona. La sentencia recuerda que el Plan especial de protección y recuperación ambiental de la zona minera en los municipios de Abanto y Ciérvana, Ortuella y Trapagarán, aprobado por la Diputación de Bizkaia, no permite el relleno de la corta, ya que establece que “quede como está, en recuerdo de un pasado minero que de los pueblos concernidos no quieren olvidar”.

Abra Industrial pretendía realizar un relleno con materiales inertes, residuos procedentes del desmantelamiento de escombreras de la minería, hasta llegar a dos metros por debajo del rebosadero del río. El resto de la corta se mantenía en la situación actual, pero sometiendo al terreno a un tratamiento de impermeabilización. El nuevo fondo de la corta se cubriría con una lámina de agua, al dejar de funcionar las bombas de achique. El plan supramunicipal de ordenación establece que la corta de Bodovalle es “suelo no urbanizable” en el que queda prohibido localizar vertederos de residuos sólidos de cualquier tipo, excepto en una zona específica.

El  Museo de la Minería valora de foma positiva la denegación de la licencia urbanística 

El Museo de la Minería del País Vasco, con sede en Gallarta, en el término municipal de Abanto y Ciérvana, personado en el proceso, valoró ayer como “una gran noticia” la denegación de la licencia urbanística para intervenir en la zona minera de Bodovalle. En su opinión, la resolución judicial demuestra la necesidad de contar con un ordenamiento general de toda la zona minera para preservar su integridad, tal y como quedó tras suspender la actividad.