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El barrio Universitat de Lleida no quiere ser un polvorín

Un centenar de vecinos se ha manifestado para exigir más seguridad en la zona

El barrio Universitat de Lleida había sido hasta hace poco uno de los más tranquilos de la ciudad, pero ha dejado de serlo desde que en la zona proliferan los locales regentados por extranjeros y los traficantes de droga se han instalado en sus calles. Los vecinos, hartos de reclamar soluciones a las autoridades locales, han dicho basta y han decidido salir a la calle para denunciar los problemas de convivencia y de seguridad que padecen.

Los vecinos se quejan de que el Consistorio no hace nada por imponer control en el barrio, sobre todo en lo que se refiere al incumplimiento de la normativa sobre horarios comerciales, la venta de droga y la aglomeración de personas en las calles. Aseguran que las molestias son insoportables, que se sienten intimidados por algunas personas del colectivo inmigrante y que la degradación del barrio avanza progresivamente sin que el Ayuntamiento decida intervenir como ha hecho en otros distritos conflictivos, como el barrio antiguo.

Los vecinos temen que su barrio se convierta en un polvorín y quieren que se creen las condiciones idóneas para una buena convivencia con todos los grupos sociales. Por eso han decidido manifestarse todos los miércoles. Así lo ha hecho en la tarde de este miércoles, en la primera movilización, que ha sido seguida por un centenar de personas. Entre los manifestantes se encontraban algunos concejales del PP y CiU. En las pancartas se pedía más atención por parte del alcalde, el socialista Àngel Ros, y la teniente de alcalde de Urbanismo, Marta Camps.

La zona más conflictiva, a la que los vecinos han bautizado como triángulo de las Bermudas, es la que está comprendida entre las calles de Maragall, de Joan Baiget y de Ciutat de Fraga. La próxima apertura de un centro de culto evangélico en el número 18 de la calle del Bisbe Messeguer, que será dirigido por ciudadanos senegaleses, ha aumentado el clima de crispación. En la fachada del edificio cuelgan dos pancartas gigantes que rezan “la muerte del barrio” y “centro de culto, no”.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Universitat, Robert Setó, ha manifestado que esta instalación comportará “más inseguridad y molestias” a los vecinos, ya que generará ruidos y aglomeraciones en la acera. Setó ha afirmado que el proyecto incumple la normativa de los centros de culto porque, entre otros motivos, está situado junto a un colegio y la acera mide menos de tres metros. El local, donde ya se están realizando reformas, tiene 250 metros cuadrados y el permiso solicitado es para un aforo de 44 personas.

El Ayuntamiento de Lleida asegura que el proyecto presentado es legal y que no existen razones para denegar los permisos municipales. “No se ha de prejuzgar que un templo con capacidad para 44 personas superará ese aforo. Si una vez abierto se incumple la normativa, tomaremos las medidas oportunas. Ya hemos demostrado que hacemos cumplir la legalidad haciendo cerrar una mezquita”, ha señalado Àngel Ros.

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