¿Una catalana al frente del PSOE?
Pese a haber hecho su carrera política en Madrid, Carme Chacón despierta recelos por ser catalana
Tienen razón los firmantes de la petición de aplazar unos meses el congreso del PSOE cuando dicen que poco importa quién esté al frente del partido si la socialdemocracia sigue sin dar respuesta a la crisis económica. Pero el congreso del socialismo español está ya convocado y, visto desde Cataluña, tiene una particularidad interesante. Será la segunda vez que uno de los aspirantes a la secretaría general procede de Cataluña. La primera fue en 1997 con Josep Borrell como aspirante a suceder a Felipe González al frente del PSOE. Borrell retiró su candidatura antes de la votación, a la que finalmente solo concurrió Joaquín Almunia, el candidato avalado por la mayoría de los secretarios regionales y el preferido por el propio González. Luego se resarció ganándole ampliamente en las elecciones primarias para designar el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno.
Pero Borrell, con ser catalán, no era un dirigente surgido del PSC, sino del PSOE de Madrid, donde residía y había comenzado su carrera política como concejal de Majadahonda. En cambio, la exministra de Defensa Carme Chacón, que ahora compite con Alfredo Pérez Rubalcaba para suceder a José Luis Rodríguez Zapatero en el liderato del PSOE, sí es un genuino producto del PSC. Y dentro del PSC, Chacón es una exponente de los dirigentes catalanes de primera o segunda generación que se hicieron cargo del partido en 1994, después de la larga etapa fundacional protagonizada por catalanes viejos como Joan Reventós, Raimon Obiols y Narcís Serra. Chacón fue en su momento la baza de José Montilla para defender las posiciones del PSC en el PSOE. Forma parte del PSC de los catalanes nuevos como Montilla y como José Zaragoza, Corbacho, Manuel Bustos, etcétera.
No parece que esa apuesta le diera resultados particularmente interesantes. La experiencia acumulada por el socialismo catalán desde 1978 es que cada vez que sus intereses nacionales catalanes han chocado con los del PSOE o han divergido de ellos, se han impuesto los del PSOE. En uno de los últimos encontronazos, el registrado a cuenta del nuevo Estatuto de Autonomía, en el que precisamente Rubalcaba actuó como el muñidor de lo que el PSOE y su Gobierno estaban dispuestos a aceptar al PSC, terminaron por imponerse, paradójicamente, los criterios del PP.
La frustración del propio Montilla por el comportamiento del PSOE en aquel trance quedó amargamente reflejada en su informe de gestión en el congreso del PSC celebrado hace tres semanas. Refiriéndose a quienes tenían que haber defendido la causa federalista, los compañeros del socialismo español, afirmó: “Aquellos que debían hacer oír su voz, a lo largo y ancho de España, han enmudecido, han dudado, han sucumbido a la argumentación falaz de sus adversarios, que son también los nuestros”.
Es un reproche, un lamento, pero es también la constatación de un fracaso que alcanza incluso a la ministra Chacón. El récord de los 25 escaños logrados por los socialistas en Cataluña en las elecciones legislativas de 2008, tan decisivos para la segunda victoria electoral de Rodríguez Zapatero, no se reflejó, en absoluto, en presencia proporcional en el Gobierno en forma de ministros, altos cargos o influencia política. Hubo muy poco de esto, casi nada. La única figura catalana en el Gobierno fue la ministra Chacón. Y cuando terminó la segunda legislatura, los electores catalanes consideraron que esta vez no había ya motivos para un voto diferencial respecto al resto de España en favor de los socialistas. El PSC perdió la mitad de los votos.
¿Tiene todo esto algo que ver con las posibilidades de Chacón para alcanzar la secretaría general? En realidad, este balance debiera favorecerla en el PSOE. Pero algo tendrá que ver el hecho de que sea catalana para que Bono, el que en su momento disputó la plaza a Zapatero, afirmara provocativamente semanas atrás que un líder del PSOE debe ser alguien capaz de gritar bien alto un viva España. O para que entre las primeras ideas que el propio Rubalcaba expresara al lanzar su candidatura destaque la de que los socialistas deben ser capaces de defender lo mismo en toda España. Y para que la propia Chacón se afane en dejar bien claro, desde el primer día, que sus abuelos son andaluces y aragoneses.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.