Un autor en el CDN

Es la primera vez que un autor se pone al frente del Centro Dramático Nacional, y la primera también en la que el director del CDN es elegido (y unánimemente) por un consejo artístico donde están representados todos los sectores de la profesión, en vez de a dedo.

Ernesto Caballero (Madrid, 1957) conoce el ecosistema teatral español como la palma de su mano: fue actor, se fogueó como director escénico en las salas alternativas y frecuentó pronto los teatros públicos y los comerciales con éxito. Su ascensión se ha labrado peldaño a peldaño, y sin seguir un itinerario políticamente correcto. El proyecto con el que ganó el concurso respira un aire nuevo y una lógica cartesiana.

Comenzará su trabajo el lunes próximo, aunque no se notará hasta el verano, cuando finalice la programación de Gerardo Vera. A partir de agosto, el grueso de la producción del CDN se consagrará a la dramaturgia española actual. "Montaremos un 20% de clásicos contemporáneos (Valle-Inclán, Lorca, y la generación realista). Otro 20% lo ocupará el gran repertorio europeo del último siglo, pero el 60% restante serán creaciones actuales".

Caballero quiere abrir las puertas del CDN de par en par: "El teatro nacional es el que hacemos entre todos, no solo el que se promueve desde aquí. Por eso lo primero que haré es convocar a los responsables de los centros dramáticos autonómicos, y a los de las compañías: con la empresa privada coproduciremos títulos que tengan un público potencial amplio, reservando proyectos más difíciles para producción propia".

El CDN convocará trimestralmente un laboratorio donde "un autor cada vez diferente creará obras a pie de escenario junto a un director y un pequeño elenco. Por esta casa pasarán muchos profesionales".

Como autor, Caballero se mantendrá deportivamente al margen: no va a programar ninguna obra suya. Dirigirá una ajena por temporada y participará en los talleres de investigación. "No quiero imprimir estilo: mi generación se educó en la pluralidad y el trabajo horizontal". Antes de ponerse manos a la obra, estrenará En la vida todo es verdad y todo es mentira, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico: un calderón que viene al pelo porque habla sobre la dificultad de tomar decisiones de Estado en momentos de incertidumbre.