Botella pierde los pilares de Gallardón
La marcha segura del concejal de Hacienda y la probable del vicealcalde deja a la alcaldesa sin el referente político y económico de ocho años de Gobierno local
“¿Cómo no voy a estar contenta si somos amigas desde hace 40 años?”, exclamaba ayer la presidenta regional, Esperanza Aguirre, en la investidura de la nueva regidora de Madrid, Ana Botella. Su compañero de partido y archienemigo político, Manuel Cobo, coincidía en dicha y ditirambo: “Será mejor alcaldesa de lo que Alberto fue alcalde”. Alberto es, claro, Ruiz-Gallardón, ahora ministro de Justicia y desde 2003 hasta el pasado jueves dueño del bastón municipal. Cuesta creer tanta euforia: en Aguirre, porque Botella se alineó con Gallardón en su conflicto eterno, aunque sin convertirlo en su cruzada; en Cobo, porque ha sido mano derecha y cómplice del exalcalde desde hace más de 10 años. Y porque probablemente sus días en el Ayuntamiento tras la marcha de Gallardón están contados.
Aunque no siga sus pasos hasta el Ministerio de Justicia, tanto si ocupa otra responsabilidad en la Administración central como si da un paso al lado, Cobo dejará de ser el pilar político del Gobierno local, una ausencia que resaltará más la de Gallardón, toda vez que Botella no se maneja con soltura en el enfrentamiento dialéctico con la oposición y le cuesta vencer sus duelos si los hechos no la refrendan.
Pero quizá más notable aún sea otra baja, esta sí segura. Juan Bravo, acróbata y domador de los números tanto con el viento de frente como cuando lo atrapó la lluvia, ha sido el cerebro económico de Gallardón desde sus tiempos en la Comunidad. Suyas son las cuentas que hicieron posibles más de 11.000 millones en infraestructuras durante los años de bonanza. Suyos son los ajustes para pagar la deuda de más de 6.000 millones que estas inversiones generaron. Ayer, en su discurso de investidura, Botella se puso como único límite “la disponibilidad presupuestaria en medio de la gravísima crisis que padece España”, y prometió una austeridad que “quedará reflejada en un plan específico de contención del gasto”. Esa responsabilidad recaerá por primera vez en ocho años sobre otra persona (quizá no haya que buscarla muy lejos), puesto que Bravo prepara ya los bártulos para su nuevo puesto de subsecretario de Estado en Justicia, según fuentes municipales.
Tras de sí deja un plan económico para reducir a la mitad la deuda y acabar con el retraso en el pago a proveedores de aquí a 2016, que Botella hizo suyo ayer en su intervención ante el pleno.
Según Cobo, los concejales del PP son “una piña en torno a Botella”. Algunos, sin embargo, se están pensando mucho su futuro, empezando por el propio Cobo, al que le queda una conversación pendiente con la nueva alcaldesa. Botella se ha reunido esta tarde con muchos de ellos para cerrar su nuevo Gobierno. El concejal de Seguridad, Pedro Calvo, otro miembro del núcleo duro de la era Gallardón, seguirá por ahora en el Ayuntamiento, aunque su nombre suene casi para tantos puestos como sonó el de Gallardón en vano durante semanas.
En virtud de la Ley de Capitalidad, Botella podría incluir en su Gobierno a dos o tres personas sin acta de edil, pero no podrían ser vicealcalde. Para ese puesto, se habla de Calvo o del edil de Economía, Miguel Ángel Villanueva. En su discurso de ayer, Cobo adelantó que la oposición será “muy crítica” con la nueva alcaldesa (“es lo que les toca”), y les pidió que en las cuestiones “de lealtad institucional estén con ella”. El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, el único que se levantó de su banco para felicitar a Botella, ha asegurado que su investidura cumple “sin asomo de duda” la legalidad, pero ve “menguada” su legitimidad por el hecho de no haber sido cabeza de lista en mayo. En su discurso, insistió en su compromiso con la creación de empleo y apostó por acabar con la desigualdad territorial de la ciudad a través del nuevo Plan General de Ordenación Urbanística. “Es de suponer que se ve heredera [de Gallardón] y lo que propone está marcado por la huella de la continuidad. (...) Pero tendrá que componer su gesto, su actitud, su liderazgo (...) y el pasado proporciona pistas que no inducen al optimismo”.
Sobre legitimidad habló el portavoz de UPyD, David Ortega, que lamentó que la alcaldesa carezca, en su opinión, de “la legitimidad de las urnas”. Sobre la herencia recibida, el portavoz de IU, Ángel Pérez: “Gallardón le ha hecho un simpa de categoría, un simpa institucional del que será difícil salir”.
En su primer acto como alcaldesa, Botella entrega hoy las llaves de 143 viviendas protegidas en Villa de Vallecas y Carabanchel. Mañana presidirá la Junta de Gobierno, pero es de esperar que no haga ningún nombramiento hasta tener confirmadas todas las salidas. El viernes, el Consejo de Ministros nombrará otra remesa de secretarios de Estado y altos cargos. La semana que viene, con el nuevo año, Madrid tendrá probablemente un nuevo Ejecutivo.
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