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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Futuro: equidad y sostenibilidad

El PSC debe aceptar la indexación de los salarios no sólo a la inflación sino también a la productividad

Escribo este artículo pensando en Pere Navarro, con ganas de felicitarle y de ayudarle. Pienso que al tomar el mando del PSC tiene la voluntad, y espero que su entorno le dé la oportunidad, de definir una nueva estrategia para recuperar el papel que el PSC ha jugado y debería volver a jugar en la política catalana y española. Si no lo consigue, será un fracaso para él y para el partido, y una mala noticia para Cataluña, que necesita un PSC. El país necesita un partido de amplio espectro desde el centro hacia la izquierda, que por su tamaño permita ser el eje de gobiernos progresistas (el papel que CDC hace en el espacio conservador) y que por tanto haga posible las alternancias sin traumas. Un esquema asimétrico, con un gran partido a la derecha y muchos pequeños a la izquierda, es un esquema que lleva o al inmovilismo o a la inestabilidad.

Esta nueva estrategia se ha de dibujar sobre dos ejes: progresismo-conservadurismo y catalanismo-españolismo. El PSC debe volver a convertirse en el gran partido catalán que acoja y represente a los progresistas no radicales y a los catalanistas no soberanistas, es decir a esta gran clase media que desea más justicia pero sin revolución, y que se siente catalana y defiende Cataluña, sin necesidad de caer en el antiespañolismo radical. Quiero referirme hoy sobre todo al primero de los dos ejes citados.

El espectro derecha-izquierda no es un concepto anticuado, aunque algunos lo pretendan, al igual que intentan imponer el pensamiento único. No lo es porque, aunque durante los últimos 30 años hayamos crecido mucho en renta, también hemos crecido en desigualdad. Sé que, situados en un nivel más alto, las desigualdades son menos dramáticas. Pero no son menos reales, y la crisis las ha puesto de manifiesto. El objetivo final de la política debe seguir siendo el bienestar de los ciudadanos. Pero este bienestar, además de no eliminar la libertad, debe ser equitativo y sostenible.

La equidad, es decir la disminución de las desigualdades a través sobre todo de la redistribución, sigue siendo un objetivo del pogresismo. Lo contrario a la equidad es más desregulación (más libertad en los mercados) y menos redistribución (menos impuestos y recorte de servicios públicos). Frente a otros intentos fallidos (comunismo) o ahora en crisis (neoliberalismo), el núcleo del pensamiento socialdemócrata consiste en asegurar la libertad política (democracia), preservar la libertad económica (mercado libre), poner límite a sus abusos (regulación), y redistribuir una parte de las rentas (Estado del Bienestar financiado con impuestos progresivos). Creo que en esta línea debería definirse muy claramente el futuro del PSC. La palabra “socialdemocracia” y sobre todo sus principios, revisados para el inicio del siglo XXI, deberían ser su bandera.

Pero el bienestar colectivo no depende sólo de la equidad. Además, necesita ser sostenible, es decir debe evitar cualquier deriva que lo ponga en peligro para las próximas generaciones. La sostenibilidad se ha interpretado equivocadamente estos últimos años, confundiéndola con la ecología, como sostenibilidad medioambiental. Aunque necesaria, no basta. La insostenibilidad puede ser también consecuencia de la falta de financiación. No hay sostenibilidad sin una economía que aumente continuamente su productividad y un sistema fiscal que permita disponer de los ingresos públicos suficientes para financiar los servicios del Estado del Bienestar. Junto a la insistencia en la equidad, el PSC debe incorporar la exigencia por la sostenibilidad económica, aceptando la indexación de los salarios no solamente a la inflación sino también a la productividad, y rechazando la financiación de los servicios públicos a través del déficit, es decir incorporando con valentía los necesarios aumentos de impuestos o de tasas, tanto en un caso como en el otro con modificaciones que aumenten su progresividad.

Bienestar como objetivo, equidad y sostenibilidad como principios, junto a una nueva y contundente redefinición de su catalanismo, deberían permitir una formulación en la que se sintieran cómodos y se identificaran gran cantidad de ciudadanos hoy desorientados o desilusionados por los últimos años del PSC, y que se lo han dicho bien claro a través de tres elecciones. Hay mucha gente en Cataluña esperando este nou PSC.

Joan Majó es ingeniero y exministro.

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