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CRÍTICA | DANZA

Momix mira al pasado

La compañía creada ahora hace 31 años por Moses Pendleton se despide del año en Madrid

Una de las interpretaciones incluidas en el espectáculo, que se representa en los Teatros del Canal hasta el 1 de enero.
Una de las interpretaciones incluidas en el espectáculo, que se representa en los Teatros del Canal hasta el 1 de enero.ANDREA CHEMELLI

La compañía creada ahora hace 31 años por Moses Pendleton es una hija natural del legendario grupo Pilobolus Dance Theater, y como dice, Will Cuppy, algunos hijos son más naturales que otros. Momix toma el nombre de un solo que creó y bailó el propio Pendleton en 1980 en los Juegos Olímpicos de Lake Placid. A los largo de tres decenios, en un incesante viajar por todo el mundo, han creado multitud de números algunos más acrobáticos que otros y siempre con un sello latente de originalidad, riesgo y una poesía inmediata que cala y conecta con todos los públicos.

Momix, que estará en los Teatros del Canal hasta el 1 de enero de 2012, y a manera de celebración, trae su REMIX (al estilo navideño de los grandes éxitos reunidos a que nos tienen acostumbrados cantantes solistas y grupos musicales), una especie de de antología de fragmentos señeros que han marcado su estilo, éxitos y trayectoria. El compendio es fresco, festivo y hace las delicias del público, si bien se refugia en la espectacularidad grupal y en esa corriente étnico-tecnológica que ha marcado la compañía en los últimos años y que no siempre es artísticamente lo más logrado.

Dividido en dos partes que no atiende a lo cronológico, vemos 12 escenas donde también se manifiesta el ingenio de Phoebe Katzin y Cynthia Quinn para unos trajes sencillos a la vez que muy marcadamente apropiados a cada danza; color, sugerencia tribal y un dejar lucir al cuerpo en su esplendor, son las sus características principales.

Se añoran algunas piezas de antaño que poseían un lirismo particular y que se retoma en la pieza de cierre: If you need some body, donde la grandeza de la música acompañante, en este caso el Concierto de Brandeburgo Nro. 2 de Juan Sebastian Bach, sostiene y eleva el resultado coréutico muy por encima de cuando lo que se oye es una tajona electrónica. Es como si la música, más que ejercer de acompañante, formara parte consustancial del estilo y del impulso bailado. En Momix REMIX hay además una instintiva búsqueda de humanizar el contenido de lo que se baila, acercarlo calurosamente al público y dejar una idea plástica armónica, edificante.

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