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El PSC rechaza el grupo propio y busca abrirse con consultas a la militancia

Los delegados aprueban las primarias y desmarcarse del PSOE en el Congreso solo en “casos excepcionales”

Miquel Noguer
Delegados del congreso socialista, ayer votando en el cónclave del partido.
Delegados del congreso socialista, ayer votando en el cónclave del partido.MASSIMILIANO MINOCR

Arrastrados por las circunstancias unos y más convencidos, otros, si algo han intentado los socialistas catalanes en el Congreso que hoy concluye es quitarse de encima la etiqueta de partido-apisonadora alérgico al debate. El “nuevo PSC” no solo podrá presumir de haber asumido por primera vez los riesgos de votar en secreto la gestión del líder. También será el que instaure las elecciones primarias para elegir su candidato a la Generalitat más allá de los muros del partido y de la militancia.

Las características de esas futuras primarias se fijarán no antes de medio año en un Consejo Nacional que deberá decidir los entresijos de un proceso que debe permitir que todos los ciudadanos de Cataluña de sensibilidad progresista puedan votar a quién quieren como cabeza de cartel del PSC. Los riesgos que entraña esta práctica se tendrán que salvar en el futuro reglamento. Algunos sectores del partido apuestan porque se cobre una cifra simbólica —un euro— para participar, al estilo de lo que ya se hizo en Francia para elegir el candidato socialista a presidir la república. También se deberá decidir si los interesados en participar deben o no suscribir antes de votar una declaración en la cual manifiestan su compromiso con los valores de la izquierda.

En el cambio de reglamento aprobado ayer también se apostó por acabar con las votaciones vigiladas en el seno del partido. Los cargos electos e internos ya no se elegirán por asentimiento ni en votación a mano alzada, sino en listas abiertas y de forma secreta.

El entorno de Chacón, aliviado por la renuncia a distanciarse del PSOE

Otras medidas aprobadas que quieren abrir las fronteras del partido son consultas a la militancia sobre temas clave si lo piden el 10% de los militantes o un tercio de las federaciones; que todos los cargos públicos deban rendir cuentas.

La apertura del partido a los ciudadanos que todos los candidatos habían prometido también se visualizará en el llamado Consejo Abierto, que periódicamente convocará a ciudadanos sin afiliación para consultarles sobre actuaciones de futuro. En este consejo participarán a partes iguales una representación del Consejo Nacional del PSC y personalidades de movimientos sociales de la cultura y de ámbitos progresistas.

Los delegados fuerzan

El equipo de Pere Navarro, en un intento de atraerse a los seguidores de Joan Ignasi Elena, de la corriente Nou Cicle, también se ha abierto a liderar una alianza con todos los progresistas para las elecciones catalanas de 2014. No se trataría de repetir el tripartito, aclara Elena, sino de una suma previa para acudir a las elecciones con amplios sectores de la izquierda catalanista.

Estas medidas quedaron en parte eclipsadas ayer por el eterno debate sobre la relación que deben tener PSC y PSOE y si los socialistas catalanes deben tener grupo parlamentario como lo tuvieron los primeros años de la democracia. No lo tendrán y todo seguirá más o menos como hasta ahora pese a que el congreso ha dado el mandato a la nueva ejecutiva para que “renueve” su marco de relaciones con el PSOE. El objetivo es que el PSC tenga voz en Madrid y le arrebate a CiU el casi monopolio de la representación de Cataluña. ¿Cómo lo harán sin romper con el PSOE? Por 130 votos a favor y 27 en contra, los delegados socialistas votaron una enmienda que abre la puerta a que los socialistas catalanes puedan votar en sentido diferente al los representantes del PSOE en cuestiones referentes a Cataluña, pero no contempla el grupo propio, una de las demandas históricas de los sectores más catalanistas del partido.

El texto aprobado insta a que la nueva ejecutiva del PSC negocie con el PSOE la creación de una comisión de seguimiento paritaria en el seno del grupo parlamentario Socialista para negociar el posicionamiento sobre los asuntos de más interés para Cataluña. En caso de desacuerdo se abre la puerta a que PSC y PSOE voten en distinto signo: “Los diputados y diputadas del PSC observaran una disciplina común de acción, voz y voto salvo en casos excepcionales relativos a asuntos de especial interés para Cataluña y su autogobierno en los que no haya habido acuerdo en la comisión de seguimiento”. Eso sí, deberán votar lo mismo en el Parlament y en el Congreso. Sectores próximos a Carme Chacón entienden que esta enmienda aleja los fantasmas de ruptura entre PSOE y PSC y que esto la puede favorecer en un eventual intento para liderar el PSOE.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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