Foto/Industria: la arquitectura y la vivienda en el punto de mira de la fotografía
La séptima edición de la bienal, celebrada en Bolonia, explora el tema del hogar a través de 11 exposiciones que lo abordan como un ámbito dinámico donde se entrelazan la memoria, la intimidad y los procesos de transformación que atraviesan las experiencias humanas


En 1970, el arquitecto Eilfried Huth decidió llevar a cabo uno de los primeros y más audaces experimentos de vivienda social participativa en Austria, en el complejo residencial Gerlitzgründe, en Graz, ofreciendo a los futuros residentes la posibilidad de trabajar con él para diseñar sus propias casas. Mediante la elaboración de modelos tridimensionales y un proceso de decisiones tomadas en comunidad, eligieron desde la distribución hasta los colores de la fachada, dentro de límites como los 130 m² y el tamaño de los jardines. Gracias a fondos públicos y préstamos privados, no solo planificaban su hogar: podían llegar a ser propietarios.











Aquella utopía puesta en práctica, un proyecto hoy prácticamente irrepetible debido a los cambios políticos, económicos y sociales, atrajo la atención de la fotógrafa austriaca Julia Gaisbacher (Austria, 1983), quien revive la historia del proyecto a través de My Dreamhouse is not a House, donde el material de archivo, incorporado con el fin de mostrar el proceso, se suma a una pieza audiovisual y una serie de 40 imágenes realizadas por la artista. Concebidas desde una mirada neutra, sostenida por una fuerte atención a los elementos formales, reflejan a la vez a la comunidad y a cada uno de sus habitantes. La mayoría sigue viviendo allí: mantuvieron su espíritu comunitario y su vínculo personal y, cincuenta años después, aquella visión radical continúa vigente. Los vecinos se identifican con el barrio y este sigue siendo suyo en todos los sentidos.
La exposición forma parte de la séptima edición de Foto/Industria, que a través de 11 exposiciones distribuidas en distintos lugares del centro histórico de Bolonia pone el foco en el concepto del hogar, entendido tanto como construcción material como símbolo cultural; un espacio dinámico en el que convergen la memoria y la intimidad, evidenciando los procesos de transformación que atraviesan las experiencias humanas.

Comisariada por Francesco Zanot, la bienal reúne las miradas de artistas de distintas generaciones y procedencias, para quienes la fotografía, más allá de ser registro, se convierte en una herramienta para interpretar, interpelar y habitar los espacios que nos forman y poner al descubierto las estructuras invisibles de la vida cotidiana. Como lo hace Mikael Olsson (Suecia, 1969) en Södrakull Frösakull. La serie indaga en cómo percibimos y representamos la arquitectura a partir de dos de las casas más emblemáticas del arquitecto y diseñador modernista Bruno Mathsson. Bajo la mirada del fotógrafo sueco, la representación arquitectónica deja atrás la claridad y la distancia para adoptar un tono más abstracto y subjetivo, donde pesan tanto las presencias como las ausencias. Sus imágenes evocan escenarios marcados por la memoria y el vacío, el deterioro y la fragilidad. Olsson no solo registra la arquitectura: expone la condición efímera de aquello que habita en ella.
En afrikáans, el término pophuis alude a un tipo popular de casa de muñecas arraigado en la cultura sudafricana, asociado a un juego infantil común en los barrios marginales donde los niños recrean espacios domésticos con materiales improvisados, generando mundos alternativos. En su serie Popihuise, Vuyo Mabheka (Sudáfrica, 1999) retoma este universo lúdico para reconstruir escenas domésticas mediante recortes de fotografías de sí mismo que le devuelven a una infancia vivida sin la presencia de su padre y marcada por constantes desplazamientos. Collages compuestos por vivos colores donde se entrelaza lo autobiográfico y la fantasía, lo privado y lo colectivo, como ocurre en A Lidiput (2004) una de las obras que compone Quarta Casa, la muestra retrospectiva dedicada a Moira Ricci (Italia, 1977). En Custodia Domestica (2003-04) la fotógrafa documenta una performance centrada en una caja de un metro cúbico donde se reproduce la casa donde transcurrió su infancia, observada a través de una ventana por distintos visitantes que aparecen reproducidos en un vídeo como gigantes intrusivos. La fotógrafa invita a repensar nuestro mundo propio y revela cómo lo íntimo puede convertirse en un escenario expandido donde se confrontan miedos, deseos y memorias compartidas; un territorio simbólico desde el cual mirar de nuevo y comprender mejor las cosas que nos han construido como individuos y que, a veces, nos superan.

Las historias familiares sirven también de base a la obra de Kelly O’Brien (Reino Unido, 1985) No Rest for the Wicked, donde se venera la entrega silenciosa de las mujeres dedicadas a las labores domésticas. Comisariada por Raquel Villar Pérez, la muestra combina el acercamiento mordaz y reflexivo de la fotógrafa británica a través de planteamientos documentales con otros más conceptuales, revelando las tensiones y sacrificios que atraviesan la vida cotidiana de tres generaciones de mujeres. Marcadas por quehaceres poco valorados y mal remunerados, en constante lucha con la inseguridad económica, estas mujeres viven la paradoja del hogar: un santuario que debería protegerlas, pero que también es escenario de trabajo incesante, donde no existe descanso ni físico ni emocional.
En el Palazzo Vizzani, una compacta trama de imágenes suspendidas de una estructura arquitectónica, ocupa varias salas. Da cuenta del fenómeno de suburbanización que ha trasformado la ciudad de Monterrey, en México, a través de la mirada de Alejandro Cartagena (México, 1977). Las fotografías dialogan con la propaganda estadounidense del siglo XX sobre la propiedad de la vivienda como garantía de bienestar y estabilidad, generando una tensión interesante con la manera en que México reconfiguró esta idea, en las últimas décadas, dando paso a desangeladas barriadas, remotas y en desequilibrio con la naturaleza que las rodea, como resultado de un crecimiento pensado para lucrar, no para la comunidad. La obra del fotógrafo mexicano llegará a la Fundación Mapfre el año próximo.
Si bien la obra de Ursula Schulz-Dornburg (Alemania, 1938) se presenta como una cartografía de las viviendas construidas en distintos países moldeadas por el entorno y la cultura del entorno, Looking for Palestine, un proyecto presentado por el colectivo británico Forensic Architecture, reconstruye y visualiza la desaparición de aldeas palestinas desde 1948. El río Prut, una frontera natural entre Rumanía y Moldavia, sirve a Matei Bejenaru (Rumania, 1966) como referencia para indagar en los cambios experimentados en la vida rural mientras la mirada humanista de Sisto Sisti (Italia, 1906-1981) desvela el día a día en un pueblo industrial.
La última edición de FOTO/INDUSTRIA se afirma como un referente internacional de la fotografía, potenciada por LIVING, WORKING, SURVIVING de Jeff Wall, comisariada por Urs Stahel en la sede de la Fundación MAST. Sus icónicas cajas de luz junto a sus imágenes de gran formato adentran al visitante a temáticas cotidianas cargadas de enigma. “Momentos de verdad social obtenidos gracias a las herramientas de la poesía”, advierte el fotógrafo, recordando que la fotografía no solo registra la vida: la ilumina, la construye y la transforma en un relato poético sobre nuestros conflictos, aspiraciones y mundos compartidos.
FOTO/INDUSTRIA. Fondazione MAST. Bolonia, Italia. Hasta el 14 de diciembre.
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